De
nuevo aquí. Lo oigo. Han pasado once meses. Otra vez los villancicos, las
risas, los llantos, la fiesta. La felicidad por decreto; aunque este año, por
lo que les he oído, va a ser más complicado cumplirlo. Pedrito (qué ganas tengo
de que, por fin, le llamen Pedro) no parará de dar vueltas alrededor del belén,
colocará aquí y allá. Bueno, mejor dicho, nos descolocará…
Sí,
oigo cómo gira el pomo de la puerta.
Y
el árbol apagará y encenderá sus luces; ahora serán de esas… ¿cómo se llaman?
De led, creo… Y le rodearán menos paquetes la noche de Reyes. Acaba de abrirla.
Ya, ni Dios me salva; por más que intente esconderme debajo de todas ellas. Sus
pasos se acercan. Espero que, por lo menos, hoy me toque más cerca del portal.
Ya
está aquí; ha abierto la puerta del armario. Disfrutaré de mis últimos
instantes de oscuridad antes de que levante la tapa. Qué bien se está en este
rinconcito de la caja de zapatos, acurrucado entre los papelillos de paja. ¡La
luz! Cerraré los ojos… En fin, todo sea por realizar una buena labor en estas
fechas.
¡Hola,
Pedrito!
Este mes me he dejado llevar por el espíritu navideño de la propuesta de Esta noche te cuento...