miércoles, 18 de diciembre de 2013

Otro punto de vista


De nuevo aquí. Lo oigo. Han pasado once meses. Otra vez los villancicos, las risas, los llantos, la fiesta. La felicidad por decreto; aunque este año, por lo que les he oído, va a ser más complicado cumplirlo. Pedrito (qué ganas tengo de que, por fin, le llamen Pedro) no parará de dar vueltas alrededor del belén, colocará aquí y allá. Bueno, mejor dicho, nos descolocará…
Sí, oigo cómo gira el pomo de la puerta.
Y el árbol apagará y encenderá sus luces; ahora serán de esas… ¿cómo se llaman? De led, creo… Y le rodearán menos paquetes la noche de Reyes. Acaba de abrirla. Ya, ni Dios me salva; por más que intente esconderme debajo de todas ellas. Sus pasos se acercan. Espero que, por lo menos, hoy me toque más cerca del portal.
Ya está aquí; ha abierto la puerta del armario. Disfrutaré de mis últimos instantes de oscuridad antes de que levante la tapa. Qué bien se está en este rinconcito de la caja de zapatos, acurrucado entre los papelillos de paja. ¡La luz! Cerraré los ojos… En fin, todo sea por realizar una buena labor en estas fechas.
¡Hola, Pedrito!

Este mes me he dejado llevar por el espíritu navideño de la propuesta de Esta noche te cuento...

domingo, 15 de diciembre de 2013

SOBRESALTOS de Concha Morales, está en camino...



Vamos a ir terminando el año con noticias del 2014... ¡Y qué mejor noticia que el SOBRESALTO que Concha nos tiene preparado en forma de nuevo poemario! Impaciente estoy...
Os dejo con uno de los prólogos (¡de nuestro hermano!) y con el poema que da nombre al libro. En cuanto me llegue algún chivateo, os lo cuento...



PRÓLOGO I


la fuerza de la
ternura del verbo se desliza

más allá de los cristales donde
sueña la luna


¡Bienvenido a

nuestro mundo, paseante solitario!


Juan Francisco Morales



0 O 0 O 0




SOBRESALTOS

La imaginación se despierta
en el momento
más inesperado. Los sobresaltos
acuden a la cita sin previo aviso.
El guardián de las sorpresas
no sale de su asombro
cuando desciende el dardo
hasta el abismo donde se cultivan
los sentimientos.
Justo en pleno corazón.

Donde los fracasos malhabitan,
donde las victorias saben a terciopelo,
donde arden los placeres
junto a una palabra, un gesto
o una melodía desafinada.
Los sobresaltos allanan
el camino hacia la calle
de la fantasía.
Justo en pleno corazón.

Donde los bosques desaparecen,
donde la ternura alcanza el infinito,
donde lo absurdo se diluye
como un azucarillo
en una gota de poesía.

Concha Morales

sábado, 14 de diciembre de 2013

SEGUNDO ANIVERSARIO DE UN BLOG AMIGO: POESÍA Y VIVENCIAS


Os dejo con  el cartel del segundo aniversario del blog de un gran amigo virtual y gran persona, en este caso real, nada de virtualidades: Pedro Luis. Sé que muchos lo conocéis y disfrutáis de sus entradas y de sus poesías, pero si no lo habéis visitado, es el mejor momento para hacerlo: POESÍA Y VIVENCIAS os está esperando.
¡Y que cumplas muchos más, amigo Pedro!

martes, 10 de diciembre de 2013

Un mañana para Alicia se presenta en Aldea del Fresno (Madrid)



PARÍS

Parecían kamikazes. Aguardaban ahí arriba, escondidos, solo se dejaban ver dos. Expectantes. Quietos. Me fijé en ellos. Regresaban a su guarida. Sentado, intenté no perderlos de vista. Me resultaba tan curioso. Allí, sobre el tejado de la última tienda. Creo recordar que era de alquiler de coches. Su pequeña cabeza giraba con ese movimiento rápido, nervioso, característico. Quietos. Los dos. Vigilantes. El chirriante ruido de unas patas metálicas sobre el suelo hizo girar mi cabeza hacia el lado contrario. Un turista —no cabía la menor duda de que no era nativo—, se levantó y arrastró la silla unos instantes, los justos para hacerme desviar la atención. Rodó la maleta que le acompañaba y se dirigió al andén. Mis ojos, por puro instinto, le siguieron. Le siguieron hasta que un gorrión dejó el extremo de su ala sobre mi nariz. Otro, removió mi flequillo. Eran ellos. Sus mínimos cuerpos silbaron en mis oídos. ¿Diez? ¿Veinte? De un momento a otro, Tippi Hedren y Rod Taylor pasarían por delante de mí, huyendo, asustados. Y detrás, más pájaros.
Hitchcock. ¿Verdad?
La voz me llegó de la mesa de al lado. Una mujer de una edad indefinida, pero que aparentaba acumular mucha vida en sus bolsillos, fue la que me habló.
Perdón. Su expresión le delató. Llevo un buen rato aquí sentada y los he observado en todo momento. Es lo que parece, que este sea un nuevo rodaje del maestro Hitchcock. O que ellos también conozcan la película y estén rememorando a sus antepasados. No crea, algo de susto dan. A mí también. En cuanto alguien deja vacía una mesa, los dos cabecillas abren mínimamente el pico y se abalanzan hacia ella. Y detrás, la bandada. El escuadrón oculto. Es una pena, la mayoría de las veces su recompensa es exigua. Unas servilletas arrugadas, un sobrecito de azúcar completamente vacío o un envoltorio de chocolatina a la que ya no le queda ni el perfume.
.            Paró de hablar. Nos quedamos un instante suspendidos sobre nuestras miradas. Yo aún no tenía claro qué sucedía. (...)

Así comienza el relato con el que participo en esta Antología solidaria con Alicia y sus padres, junto a 16 compañeros. Este sábado se presenta en la Comunidad de Madrid y lamento no poder asistir. Espero que en la capital, más adelante, podamos vernos. 

domingo, 1 de diciembre de 2013

La palabra


Tampoco le di mayor importancia. Al fin y al cabo, era normal. La había usado tantas veces, pensé, que es lógico que en algún momento no puedas decirla, no te acuerdes de ella. Aunque no puedo negar que, tiempo después, algo preocupado sí que me quedé. Cuando comencé a no poder recordar cómo debía vocalizarla si me la encontraba impresa. Siguió ocurriendo día tras día. No importaba el momento, ni el lugar; o la compañía. Incluso a solas, no me sentía capaz. Por eso fue por lo que consideré la posibilidad de inventarme una cada vez que me topase con ella. La primera vez no lo logré. Ni la segunda: solo pude balbucir algo incomprensible, incluso para mí. Quizá no debía inquietarme tanto la situación; extraña, sí, pero que me permitía continuar con  mi vida normal. Nunca tuve ningún problema. Cuando llegaba a ella, la omitía, y seguía la conversación sin mayor inconveniente.  
Aquel día no podía fallar. La sala de convenciones del hotel estaba repleta. Era un discurso muy importante para mi futuro y el de mi empresa. Solo tenía que leerlo. Sencillo. Todas delante de mí, sobre el atril; me esperaban entre los márgenes de aquellos folios escritos. Incluso ella. Ya tendría tiempo de inventarla en otro momento. Leería despacio, muy despacio; sereno. Pronunciaría cada letra, cada diptongo. Pausaría con suavidad sobre las comas y aguardaría un instante tras el punto y coma. Todo transcurría a su ritmo; perfecto. Los puntos y seguido me relajaban las cuerdas vocales; las mismas que, en los puntos y aparte, refrescaba con un pequeño sorbo de agua. Hasta que la tuve delante de mí. Era tan sencillo como pegar un salto. No lo notarían una vez más. No pude. Un segundo. Dos. Sus miradas, por encima de los inmaculados nudos de corbata, me acechaban. Enfrente, clavadas en mí. Tres segundos. El edificio parecía a punto de derrumbarse. La inventé. Salió de mi garganta como entonada por un divo de la ópera. No coincidía ninguna de sus letras con las de la otra. Emergió por sí sola, sin pedirme permiso, sin siquiera saber lo que estaba diciendo. Pero la entendieron. Y yo. Los aplausos atronaron la estancia nada más acabar el discurso.  Me vi rodeado de abrazos. El director, el gerente, los compañeros; todos se lanzaron hacia mí para arroparme con sus parabienes. Hasta un huésped alojado en el hotel me felicitó; emocionado. La había escuchado desde fuera y entró para ver cómo terminaba el acto. En el hotel, grabaron una placa con ella y la situaron sobre el mostrador de la recepción. Las letras, cinceladas en oro.

Y ahora, espero. Los académicos me comunicaron que en una semana sería incluida en el Diccionario. En sustitución de la otra. Creo que no me acuerdo de ninguna de las dos.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Y llegó la celebración del 2º aniversario de La sombra de las horas...


PROMOCIÓN TERMINADA


Hace poco me acompañasteis en la celebración del segundo aniversario del blog, y ahora… ¡vuelvo a por otra! En esta ocasión, la del segundo aniversario de mis sombras. Los últimos días del 2011, a punto de acabar diciembre, salió publicado mi libro de relatos La sombra de las horas. Dos años a la vuelta de la esquina. Y después de pensar, pensar y pensar cómo podría ser la fiesta... decidí: ¿Por qué no ofrecer mis relatos en los dos formatos que tanto se odian y tanto se necesitan en estos tiempos? Sí, me diréis que ya están por ahí así. Ya. Pero lo que quiero deciros es que podréis haceros con ellos, con los dos a la vez, y hasta que se acaben los ejemplares que entran en promoción (lo cual comunicaré en este blog llegado el momento) por el precio de la edición en ebook. Si os hacéis con mis sombras en formato ebook, os envío un ejemplar en papel. Un ebook y un libro con tapas y páginas… dedicado por mí. Los dos por el precio digital: 3,49 euros. Por desgracia, esta promoción solo es posible para España. ¿Cómo? Muy sencillo:

-Compráis el ebook en Amazon.es o en la Casa del Libro. 

-Enviáis a romanpe1958@hotmail.com un mensaje adjuntando una copia del justificante de compra en cualquiera de las dos librerías digitales. En el cuerpo de este correo me indicáis vuestro nombre y apellidos y dirección postal completa y, si es para otra persona, el nombre de quién tenga que recibir la dedicatoria. 

En el menor tiempo posible correos os llevará mis sombras a vuestra casa. Los gastos de envío corren a mi cargo, por supuesto. Si tenéis alguna duda o problema, enviadme un email al correo que os he indicado. Seguro que se puede solucionar. 

Este es el momento (uno más) de agradecer a todos los que habéis hablado de mis relatos, unos, en público y otros, en privado, con unas palabras que me han hecho pensar que el esfuerzo de estos dos años ha sido más que recompensado. No quiero nombrar a nadie (no sería justo por los posibles olvidos involuntarios) y os nombro a todos y os digo que por vuestra culpa nunca voy a dejar de colocar una letra detrás de la otra con el firme propósito de que las conozcáis. 

Para los que no habéis leído mi libro de relatos, os dejo este enlace a las Reseñas que ha recibido en este tiempo por si queréis saber algo más de él. Yo, lo confieso, las leo de vez en cuando. Creo que estoy enganchado...

Y deciros, por último, que mi nueva obra ya la tengo "vestidita y bien peiná”, gracias a la mejor estilista que me podía haber encontrado en el camino, Marian Mira, una correctora de lujo de la que ya os hablaré más adelante. ¡Lo guapa que ha quedado! La estoy llevando de paseo por los parques. Espero que se divierta y encuentre el tobogán más indicado para ella. Pero de esto… ya hablaremos. Que mis sombras y mi Julio empiezan a ponerse un poco “celosones”…



viernes, 22 de noviembre de 2013

Identidad


Al principio, no lograba entenderlo. Lloré mucho. Encerrado. Poco a poco comprendí por qué. No era el único. Encontré a Pedro. A María. Más tarde me decidí a vivir otros mundos, otras baldas. Ahora me muevo por toda la estantería con total libertad. He conocido a mucha gente. Hoy hemos preparado una excursión; iremos a la biblioteca municipal, dos calles más abajo.

La otra tarde me dispuse a hacerlo: hablaría con él; no me atreví, estaba ocupado. Escribía. En otro momento lo haré. Ya no le guardo rencor. Al contrario.

sábado, 16 de noviembre de 2013

El prestidigitador de palabras


De nuevo, ENTC me "obliga" a estrujar las neuronas y enviar un micro para que disfrute de magníficos compañeros de página. Tema: Inventa una palabra. A continuación, el resultado.

EL PRESTIDIGITADOR DE PALABRAS

No recuerdo la primera frase que me regaló. En la universidad, si teníamos una cita a la vista, le buscábamos y nos solucionaba la papeleta; él no nos pedía nada a cambio, simplemente disfrutaba con nuestra cara de sorpresa y nuestra egoísta satisfacción. Acabé la carrera y no le volví a ver hasta la otra noche, en la feria. Reconocí su cara en la figura de cartón que sostenía con su mano una enorme chistera. Sobre la puerta de la carpa un rótulo me decía: EL PRESTIDIGITADOR DE PALABRAS.

Compré una entrada y me acomodé en la tercera fila. A la vez que las luces se apagaban, comenzaron a redoblar los tambores. De su sombrero de copa sacó una ce, después una a, una be, una i griega, una ele y, por último, una u. Jugó con ellas un instante y me las envió entretejiendo esbozos con el aire. Me reconoció, estoy seguro. Terminó el espectáculo y volví a mezclarme entre la gente y las casetas. Aquella chica tenía una mirada… Usé la palabra con ella y pasamos toda la noche juntos.  Guardé las letras en mi cartera.

Esta tarde he quedado con Alicia; siempre me dio calabazas. Hasta hoy.


domingo, 10 de noviembre de 2013

Descárgate Las vidas de Julio en Sinedit



Vengo a daros las gracias por pasaros por aquí a celebrar el segundo aniversario de El Tiempo de Román y por ayudar a que mis amigos Román y Julio hayan entrado en otros hogares. Solo deseo que os gustase la tarta y el café…


También os quiero decir que os podéis descargar gratis Las vidas de Julio. Setecientos treinta días, más o menos en la web de Sinedit. Allí está Julio, para acompañar a mis sombras.

martes, 5 de noviembre de 2013

Segundo aniversario de El Tiempo de Román



El Tiempo de Román acaba de cumplir setecientos treinta días, más o menos. ¿Y cómo lo voy a celebrar? Compartiendo con vosotros la recopilación de una parte de lo que en estos dos años ha escrito Román, ha escrito Julio y os ha contado Luis Miguel.  Acabo de publicar en Amazon Las vidas de Julio. Setecientos treinta días, más o menos, y desde ahora y durante los próximos cuatro días (hasta el viernes, incluido) estará en descarga gratuita. Los que pasáis por aquí hace tiempo ya sabéis quienes son estos tres personajes (tres, sí, tres personajes… sobre todo el último…), y los que habéis venido hace poco tendréis la oportunidad de conocerlos, si así lo deseáis, pinchando aquí.

También os quería decir que mi nueva obra sigue su camino, aún en fase de corrección, y pensando y buscando caminos para enseñárosla. Ya os seguiré contando. ¡Ah! Y como no quiero que mis sombras se pongan “celosonas”, en poco tiempo celebraremos que también ellas cumplen dos años…


Gracias, millones de gracias a los que seguís este espacio que un día me decidí a ocupar en la red. Sois… ¡la leche! Venga, que voy preparando el café y la tarta…


viernes, 1 de noviembre de 2013

Inhumano



Inhumano


Indignante. Sí, esa es la palabra: indignante. Subí al vagón. Encontré un asiento vacío y me tiré en plancha. Un lunes a las siete de la mañana no está hecho para ir repartiendo educación. Estaban enfrente de mí. Al principio, casi apetecía oírle decir esas cosas. Un poco cursis para esas horas; empalagoso. Pero agradable. Aparté la vista de la pantalla de mi móvil y procuré que no se diese cuenta de que veía cómo la acariciaba. Sus dedos la recorrían entera. Con mimo. Seguía diciendo palabras cada vez más “tiernas”. Hasta que, de pronto, su semblante cambió. La miró con odio. Y fue cuando comenzó a proferir insultos hacia ella. Me quedé inmóvil, atónito, sin saber qué hacer. Solo pude levantarme e ir hacia la puerta de salida. Al pasar a su lado miré de reojo a la pobre tableta manoseada con desprecio entre sus manos. Me pareció verla llorar.


Micro presentado por Román al primer certamen de microrrelatos del blog de informática Mercado Actual.  

martes, 29 de octubre de 2013

Adriana


Adriana


-¡No me volvéis a follar! Cabrones…

Agarró la botella sujeta del cuello por la mano que caía del colchón, y dio un trago. Lo miró. Sobre la cama, boca arriba. Se frotó los labios asqueada de las babas de él. Limpió con mimo los enormes zapatos de negro acharolado de infinito tacón. Se subió a ellos, ajustó la exigua ropa que apretaba aún más su cuerpo y echó la maleta a rodar. Calle abajo; apenas iluminada por las farolas escondidas entre las hojas de los árboles. Hasta llegar al puente sobre la autopista. Pegó la maleta a la barandilla. Se quitó los zapatos. Los restregó sobre su estrecha falda hasta dejarlos brillantes y los colocó en el suelo, con mimo. Las punteras, en paralelo, sobresalían de la acera. Se aferró al frío metal y miró hacia el horizonte de la carretera. Las luces de los coches se acercaban veloces para desaparecer bajo sus pies. Solo faltaba el salto. Lo dio.

Esta vez os remito a una noticia de esas que nos impresionan unos instantes. Al menos. Esta vez mi relato tiene un claro antecedente. No tuve más remedio que volver a inventar su historia. Una de esas historias que parece ser nadie tiene interés en que solo sean ficción. Si queréis leer lo que fue la vida de una de las muchas Adrianas que vemos en nuestras carreteras como un elemento más del paisaje, este es el enlace:

domingo, 27 de octubre de 2013

Presentación de la antología solidaria Un mañana para Alicia


De nuevo os traigo información de la antología solidaria en la que tengo el placer de participar con un relato y junto a otros quince autores. ¡Ya tenemos lugar, día y hora para la primera presentación!  Será en Sabadell, el sábado 23 de noviembre y a las 18:00 horas. Siento no poder estar allí, pero mi ausencia física el único que la va a notar seré yo porque acudirán un montón de compañeros. Si queréis informaros de todo lo que va a rodear este acto (que será mucho y bueno) os recomiendo que lo leáis en el blog de la antología: TODOS POR UN SUEÑO, o en el de Julia Zapata, impulsora y coordinadora y escritora y… ¡vamos, la jefa y el corazón de todo esto!

Cuando vayan llegando nuevas noticias sobre la forma de comprar algún ejemplar de la antología os lo contaré, aunque sí os adelanto que serán los cauces normales de la Editorial Círculo Rojo, que es la que se encargará de la edición, y que se podrá comprar en papel y en e-book. También os dejo un e-mail en el que podréis reservar ejemplares o aclarar alguna duda: aliciaysumundo@gmail.com


viernes, 18 de octubre de 2013

La tercera cita



Hoy paso por aquí a deciros que un relato mío participa en el concurso de micros “III certamen de relato corto... para mesilla de noche” del blog esta noche te cuento y que si queréis pasar por allí a leerlo y, que si os apetece, tenéis tiempo, teclado del ordenador a mano, etc, etc., me gustaría un montón que dejaseis algún comentario. Sin agobios, ¿eh? Lo que de verdad sí deseo es que lo leáis. Os espera allí mi tercera cita. No os lo he dicho: el tema sobre el que van los relatos de este mes de octubre es CITA CON LA MUERTE. Sugerente…

También os animo a que leáis los demás relatos, merece la pena. Y ya, por pedir, ¿por qué no os animáis a participar?

miércoles, 16 de octubre de 2013

Nuestro civilizado mundo


 Nuestro civilizado mundo

El dolor de cabeza le acompañó hasta la ducha junto a la pesadilla que le había rondado toda la noche y que no podía ver. El agua se estrellaba con tibieza sobre la frente; se abandonó. Enjabonó el pelo. La sien derecha le estallaba. De repente, notó como si de su oído del mismo lado brotase un manantial que chocaba contra el suelo de la ducha; entremedias, le pareció oír un golpe seco. La presión sobre su cráneo se atenuó; intentó abrir los ojos pero el escozor del jabón no se lo permitió hasta que retiró la espuma con un chorro de agua. Oyó gritos de desesperación rodeando sus pies. Miró. Solo le dio tiempo a reconocer una figura de hombre, desnudo, de piel negra, luchando con el agua que se precipitaba hacia el interior del redondo sumidero. No mediría más de cinco centímetros. Observó cómo daba un par de vueltas alrededor del agujero antes de comenzar a desaparecer por él. El hombrecillo alcanzó a agarrarse a la cruz del desagüe con sus manos. Instintivamente, con el dedo gordo de su pie, aplastó esas manos hasta que sus ínfimos dedos no pudieron aguantar, y lo vio desaparecer. Le quedó una extraña sensación, pero su mente se relajó.

Desayunó. La tostada quizá le supo un poco amarga. Tuvo que apartar de ella a una mujer, de unos cuatro centímetros de altura y también piel morena, que acababa de caer desde su todavía húmedo pelo, y que cubría su cuerpo y su cabeza con una desgastada túnica de colores chillones. Se resistía a abandonar el lecho de mermelada de naranja pero, ayudado por la cucharilla y el cuchillo, logró deshacerse de ella e introducirla en el cubo de la basura que tapó y saco a la terraza de la cocina para no oír sus lamentos.

Llegaba tarde al trabajo. Aceleró el paso. Cruzó de acera, como todos los días, para que el muchacho que pedía en la puerta del “Super” no le molestase con su “buenos días de puto extranjero”. Tuvo que correr un poco para que no se le escapase el autobús.

Cuando llegó a la oficina tomó el café con sus compañeros antes de comenzar la jornada. Hablaron, como cada día, de lo mal que estaba todo y una vez más estuvieron de acuerdo: “Hay que cerrar las fronteras a tanto extranjero que viene de fuera a robarnos lo nuestro”. Les habló de la noche que había pasado y de la pesadilla que no recordaba. Terminaron el café y se dirigieron hacia sus mesas. Notó un pequeño bulto en su sien izquierda que parecía deslizarse hacia la oreja. De nuevo, el dolor de cabeza fue en aumento. Más tarde, unos mínimos pies, de piel tostada, como los de un niño, querían aparecer por el oído. Uno de sus compañeros pareció darse cuenta, pero no quiso molestarle.


Fueron hacia sus mesas, encendieron los ordenadores y se sentaron. Ninguno reparó en las huellas de sangre que dejaron a su paso. Ni en los ataúdes de madera, de distintos tamaños, que guardaban sus cajones. Él sí. Se sentó y pudo hacerse con aquel mínimo cuerpo desnudo, que ahora reposaba en su hombro, antes de que cayese al suelo. Abrió el cajón y levantó la tapa de uno de los ataúdes pequeños, de unos tres centímetros; introdujo el cuerpo, lo tapó y cerró el cajón. Lo último que expulsó por sus oídos fueron las tablas, casi intactas, de una pequeña patera. Llamó a la mujer de la limpieza para que limpiase la baldosa sobre la que cayeron. Por fin se sentía a gusto para poder comenzar el trabajo un día más. El dolor de cabeza se había marchado.

miércoles, 9 de octubre de 2013

A veces



Son las gotas de agua que inician una y otra vez su camino
por la autopista que extravía su reflejo azul.
Son los pasos sobre las mismas baldosas
sin charcos que salpiquen los pies.
Son los labios olvidados de besos.
Es el minuto que no encuentra final.
Es la palabra despojada de letras.
A veces.


miércoles, 2 de octubre de 2013

Instantes



Un círculo perfecto. Lo sintió crecer. Cuando sus espaldas no soportaron el peso, con esfuerzo, consiguió que rodase hacia el suelo. Paró justo delante de sus pies, en el renglón que le tocaba vivir. Lo esquivó y se dejó caer al siguiente párrafo para comenzar de nuevo.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Mis problemas con el tiempo






Hace unos días os felicité el Año Nuevo y os diría que creo que mi lóbulo temporal izquierdo sigue un poco trastornado… Me he puesto a pensar en el día que mis sombras se convirtieron en papel y no encuentro la manera de discernir el tiempo que ha pasado, es más, puede ser hasta que no se hayan movido las manecillas dentro de mi cerebro... Las primeras reseñas, las primeras ventas, las presentaciones, la Feria del Libro de Madrid, los Sant Jordi, la edición digital en Amazon… ¿Ha transcurrido el tiempo o me ocurrió todo ayer… o esta mañana…? Casi que os pediría ayuda… a vosotros… a los que habéis hecho posible que doce micros y doce relatos condensasen todos esos minutos, todas esas horas, todos esos días en un espacio temporal imposible de calcular por mí. O, mejor no, mejor no cuantificar y quedarse con las sensaciones. Sí, porque los días… ya no, ya no los necesito, acabo de abolirlos en mi nuevo orden de vida: los días no existen, ni los meses, ni los años. Decidido. A partir de este momento el lóbulo del que os hablé al principio solo va a sumar sensaciones. ¿Os venís conmigo?

Ahora, más relajado, os voy a contar que La sombra de las horas sigue su camino y que ya tiene la compañía de otro puñado de hojas relleno de letras que está a punto de ir a las manos de lo que yo llamo mi Comité de Lectura. Os puedo decir que este comité no es como esos que montan los políticos y la empresas para llenar los bolsillos de unos cuantos “amiguetes”, no. Es un comité de categoría. Y encima, los pobres ni cobran. Unas sensaciones más adelante os iré chivando cómo va todo y si pasamos el “control”…

Mientras, continuamos con la Antología de Un mañana para Alicia, que parece ser ya está a muy poco de terminar su edición. 


Y luego… ¡todo lo que irá llegando! Ya sabéis, las sensaciones son caprichosas e imprevistas…

lunes, 16 de septiembre de 2013

Concha Morales ganadora del II Concurso de Poemas Temáticos Red Social de Poesía: "Mi pueblo, mi ciudad"


Hoy se viste de gala mi blog. Nada más y nada menos que os traigo a mi hermana poeta Koncha que acaba de ganar el II Concurso de Poemas Temáticos Red Social de Poesía: "Mipueblo, mi ciudad", primer premio del jurado y elegida entre casi doscientos autores de 22 países diferentes. ¿Es para ponerse la pajarita? ¡Claro que sí!

Os dejo que disfrutéis de sus versos, que reflejan magistral y fielmente lo que es nuestro barrio. ¡Enhorabuena y gracias, hermana!

VALLEKAS, VERSO LIBRE

El semáforo en rojo
despeja las calzadas de mi barrio.
Las aceras se ensanchan
por los cuatro puntos cardinales.
Los versos disfrutan recorriendo sus calles,
engarzados en la piel del asfalto,
comprometidos con el viento,
con el pueblo, con los brazos desgastados,
flacos de jornadas de veinticuatro horas.
Vallekas es humilde desde el pan con tocino;
desde los bancos de madera generosa;
desde el orgullo amasado
en los campos de espigas audaces
y comprometidas.
El semáforo en rojo
detiene vendavales en mi barrio.
Los chopos acarician
las manos rudas sin punto y aparte.
Los versos se deslizan libres por sus lomas,
hermanados con la sal y la harina,
diluidos en la historia pasada y presente,
alimentados por la leche sin ubre
junto a los raíles del tren.
Vallekas late a doscientas pulsaciones
por segundo, sin horas,
sobre los peldaños que buscan el futuro,
tras las banderas solidarias
de sus gentes, de sus tradiciones,
de sus recuerdos apuntalados
por la constancia y el esfuerzo audaz.
Vallekas, verso libre,
recorre el empedrado de Madrid
con un canto de cigüeñas en los labios.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

La tela de araña



Los amigos de VallecasVa me volvieron a pedir un artículo de opinión para la edición de septiembre. Encantado de nuevo. Un hecho fortuito desencadenó en mí una serie de temores y de reflexiones que aproveché para contaros lo que a continuación expongo. 

Deciros que os paséis por VallecasVa a leer todo su contenido, este periódico mensual de mi barrio merece la pena, viváis donde viváis. Os dejo con la peligrosa TELA DE ARAÑA.

“Las arañas (orden Aranae) son el orden más numeroso de la clase Arachnida, lejanamente emparentadas con otros grupos de artrópodos como los insectos, con los que no debe confundirse.”
Un rápido vistazo a Google y a la enciclopedia de la red (Wikipedia) nos deja este inicio de definición de la araña. Más tarde nos cuenta que están repartidas por todo el mundo y que son depredadoras (primera definición del diccionario de la R.A.E. de la palabra depredar: Robar, saquear con violencia y destrozo). Y también, que tienen glándulas venenosas con las que paralizan a sus presas. Y que producen seda con la que fabrican redes de caza (telarañas). Pensaréis que esto es una columna de opinión y que para saber de estos artrópodos están las enciclopedias; virtuales o no. Sí. Pero os cuento esto porque quería hablaros de la visión que tuve el otro día y me ha parecido la mejor manera de acercaros a ella. Veréis:
Bajaba yo  por la avenida de la Albufera hacia el Campo del Rayo para asistir al primer partido de la temporada de nuestro equipo y llegué a la altura del cruce, con semáforos, de la avenida de Buenos Aires. El sol comenzaba a desaparecer por detrás de los árboles del parque Azorín y sus rayos, entrelazados con las sombras de las hojas, alcanzaron mis ojos en el preciso instante que miraba a los colores para averiguar si me permitían cruzar. Fue cuando las vi. El contraluz me las ofreció. ¡Qué escalofrío! Sus finas y cuantiosas fibras casi ocultaban las luces roja, ámbar y verde. ¿Por qué estaban allí? Porque… ¿el Ayuntamiento no tiene dinero para su limpieza? Es lo primero que se me ocurrió. Porque… ¿el presupuesto de mantenimiento de enseres públicos, y otros más, se tienen que emplear en los Juegos Olímpicos que van a llenar unos cuantos bolsillos, amplios, de Madrid y de España, y a repartir calderilla por alguno modesto? Qué idea más mezquina la mía, pensé. También pensé en el uno de agosto pasado. Por la tarde. En la sesión del Congreso de los Diputados. No sé por qué… ¿o sí? Sí, sí, creo que lo sé… Depredadoras, depredadores. Venenosas, venenosos. Telas de araña. El recuerdo de los discursos de aquellos artrópodos trajeados, en el púlpito, me hizo dudar… ¿estaríamos en el principio del final?, ¿la seda se iría extendiendo por la ciudad? La mezquindad se convirtió en pavor, y el pavor en esperanza (por fortuna, ya con minúsculas en nuestra Comunidad).
El verano pasa y no se nos debe olvidar lo que las arañas nos contaron ese día uno de agosto. El veneno. Será el momento de volver a invadir las calles con nuestras tijeras pacíficas, solo un dibujo sobre el papel, para ir cortando uno a uno esos hilos de seda con los que nos quieren cazar. En nuestras manos está; solo dos dedos son necesarios para usarlas, con ellos podremos deshacer sus redes. Pero hacen falta las manos de todos.
Por último, os quiero avisar de que estos artrópodos, las arañas, mudan su esqueleto externo (exoesqueleto) periódicamente (ecdisis). Aunque son los mismos.
Por cierto, aquella noche el Rayo ganó.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Reseña de La sombra de las horas en Books & Co.

 
En la anterior entrada (sí, la de Año Nuevo…) os comenté que a última hora me había llegado la noticia de una nueva reseña para mis sombras. Hacía algún tiempo que no recibía ninguna y que no se me ponía la carne de gallina… y aún anda así…
Vuelvo a dar las gracias a Marisa, administradora del blog Books & Co., por las palabras que dedica a mis relatos y por sentirlos. Nunca me cansaré de decirlo: cuando un lector capta lo que el escritor quiere expresar se da cuenta de que todo su esfuerzo se ve recompensado con creces.
Os invito a pasar por el blog de Marisa a leer la reseña de mis sombras y, por supuesto, a que os quedéis en su casa. Es muy confortable.

lunes, 2 de septiembre de 2013

¡Feliz Año Nuevo! ¿O no?



¡Feliz Año Nuevo! Ah… no… que estamos en septiembre… Aunque… ¿no os pasa a vosotros? Realmente estas fechas de recién salir de las vacaciones son para mí más Año Nuevo que el 1 de enero. Estos días de tranquilidad y abandono a la fiesta y el no hacer nada (aparte de embadurnarse de crema por fuera y de comida y bebida por dentro) dan también para pensar en el futuro. Ese futuro que acaba de comenzar y que trataremos de que dure hasta el próximo agosto (día arriba, día abajo).

En este mes les han seguido ocurriendo cosas a mis sombras y a mis letras. Como que lo último que os dije, la presentación del libro del certamen El País de la Gominola, al final no será posible. Como que los amigos de Pandora Magazine (cada vez los conoce y los sigue más y más gente) insertaron en sus páginas virtuales un relato veraniego mío. Como que el proyecto solidario Un mañana para Alicia superó todas las expectativas (¡gracias!) en la fase de mecenazgo y ya está en la fase editorial. Como que la portada de mi libro en Amazon, la he cambiado; no sé, porque sí... Como que ya puedo hablar de mi próximo proyecto en presente con tintes de pasado: porque ya está terminado y ahora comienza la corrección y demás… Acabo de darme cuenta de que en estas fiestas navideñas (¡otra vez! que no… que ha sido agosto…), en estas vacaciones, digo, algo he hecho…

Por último, comentar que no empieza nada mal esta nueva etapa para mis sombras, con una reseña de Marisa en su blog Books & Co. de la que ya os hablaré otro día. Gracias, Marisa, por haberlas sentido. Con vosotros, fuerzas me van a sobrar para continuar navegando por este sueño del que no es necesario despertar.

Espero que no os hayáis atragantado con las uvas… ¡Y dale!


jueves, 1 de agosto de 2013

Libro con los relatos finalistas del III Certamen de relatos de El País de la Gominola



Entre las prevacaciones, terminar (en la cueva) mi próximo libro, los sucesos (cuarta definición de la RAE: Hecho delictivo) políticos de estos días y alguna cosilla más, no he podido enseñaros el libro que acaba de salir editado en lulu.com con los relatos finalistas de la III edición del certamen de relatos El País de la Gominola. Por fortuna, entre ellos se encuentra mi relato Hoy sí. Y os lo quería contar. Es posible que para primeros de septiembre se realice una presentación en Madrid, aunque todavía no es seguro. Os informaré de ello si se lleva a cabo.

Aprovecho para felicitar al ganador del certamen, Jorge Christian Pérez Roldán, y para desearos a todos un verano lo más feliz posible. Más tarde, hablaremos del otoño... Os dejo con la contraportada:


martes, 9 de julio de 2013

Bajo el paraguas de Vallecas


Os dejo la colaboración con VallecasVa de este mes de julio en la que intento expresar lo que es este barrio para los que hemos tenido la suerte de nacer y vivir en él. Espero haberlo logrado. También os dejo el enlace para descargar en PDF el periódico completo. Merece la pena leerlo:
¡Gracias!



Bajo el paraguas de Vallecas

De niño restregué mis rodillas -para poder curarlas con el algodón y el alcohol de la abuela Jacinta- por los cerros del final de la calle Almonacid, allá, por detrás de la gasolinera de la Avenida de la Albufera, el portón de entrada a la Colonia Santa Ana o, como bautizaban los taxistas, el barrio de la yenka. Me escurrí entre las puertas del descansillo del tercer piso; del 3ºA al 3ºB, donde esperaban los sillones de mi madrina listos para ser picoteados. Antes de que el asfalto arrasara con sus coches, paseé por la avenida de la Paz hasta el Puente de los Tres Ojos.

Crecí en el nocturno del Tirso, buscando novia y los estudios que el  trabajo había postergado tras lo necesario. Allí encontré la lucha contra el fascismo que se resistía a regresar a las cloacas; allí encontré amigos con quien compartir los recitales de Inti Illimani; allí encontré compañeros. Seguí creciendo. La novia se convirtió en esposa. El domingo por la mañana me uní al coro del Estadio y canté las victorias o las derrotas de mi Rayo. Continué mirando al fascismo de reojo, con pancartas, ondeando banderas, junto a los vecinos.

Busqué entre los antepasados, entre sus leyendas, hasta encontrar un valle poblado de dinosaurios, de árabes, de olivos. Empapé el parche de pirata montado en el bajel que durante todo el año fondeaba en el puerto, a la espera de la batalla anual; con dos mortíferas armas: un cubo y una espada de plástico. Me sentí orgulloso de la otra Iglesia, la que se escribe con minúsculas y trabaja con mayúsculas, la del Padre Llanos y, ahora, la de Enrique de Castro. Seguí oyendo y cantando las canciones de un extremeño vallecano llamado Luis Pastor. El Hebe atronó mis oídos con la música de Ska-P. Comprendí y estreché la mano de los diferentes, porque aquí siempre tuvimos claro que todos somos iguales.

Recreé la vista y los sentidos con los libros que esperaban ofreciéndome sus portadas unos pocos peldaños abajo, los de la librería Muga en la avenida de Pablo Neruda; ¿dónde si no? Respiré con la cultura que aguardaba en los Centros Culturales, pese a aquellos señores que desde la alcaldía se agarraban a las banderas de un partido que nunca caminó, ni quiso hacerlo, por el barrio.

Viví en Vallecas. Vivo en Vallecas. Viviré en Vallecas y hoy tengo la fortuna de poder hablaros de mi barrio. Mi padre me registró como Luis Miguel, aunque me podría haber llamado Juan, o Concha, o Alejandro, o Lucía, o Christian, o Ameena, o Kavi, o Bao-Zhi. Porque no importa el nombre ni de dónde se venga, solo es necesario estar dispuesto a ocupar un sitio debajo del gran paraguas que cubre nuestro barrio con un fuerte armazón de diez varillas: C-O-M-P-R-O-M-I-S-O. Con la vida, con el que te necesita, con el amigo, en contra de la injusticia. Para resguardarse de la lluvia, solo hay que cruzar la M-30 y, en cuanto se ve el letrero del Metro y se lee “Puente de Vallecas”, guarecerse bajo ese enorme paraguas. Un paraguas que, además, no tiene ningún problema en dejar pasar los rayos del sol.

Irma o esa persistente calle de París