Álvaro, cuando seas un poco más grande pídeles a tus padres que te regalen este cuento cada noche, en tu habitación. Y, aunque cierres los ojos, tú siempre mira al techo.
UN ÁRBOL EN EL SOL
Julio no se podía dormir.
Tenía mucho sueño, pero no se quería dormir. Mientras esperaba, miraba
fijamente el techo de su habitación buscando las estrellas y los planetas por
si encontraba algún amigo allá arriba que le contase historias como las que,
cuando era pequeño, le inventaban sus padres. Entonces sí que se dormía acunado
por las palabras. Pero, a sus once años, sus padres habían
dejado hace tiempo de regalarle un cuento cada noche. Bastante tenían
ellos con intentar descansar las suficientes horas para despertar al día
siguiente con las fuerzas intactas y afrontar la dura jornada que les esperaba.
Y a él. Porque desde los diez años ayudaba en las labores del campo. Era la
única forma de sobrevivir, con la pequeña porción de tierra que les alimentaba.
Y una vaca, un cerdo y un par de gallinas.
Después de la cena, Julio
se quedaba un rato tumbado fuera de la casa contemplando el cielo y
fantaseando, volando entre las estrellas, saltando de una constelación a otra,
en busca de un planeta en el que quedarse un rato. Y descubriendo, uno a uno,
los agujeros de la luna. Se los conocía todos. Luego, llegaba a su cama y allí
estaban: las estrellas, las constelaciones, los planetas, la luna; en el techo
de su cuarto. Ahora esperaba a su prima Ana. Hasta hace unos días ella se
tumbaba a su lado y escuchaba, sin apenas entornar los ojos un instante, las
aventuras que le contaba: cómo lograba llegar hasta la estrella más lejana
para, allí, con los pies semienterrados entre la blanquísima arena, recorrerla
de un lado a otro. Y se sentaba, de vez en cuando, a construir castillos a la
orilla del mar que le traía la luminosa espuma de un océano formado por
toneladas y toneladas de leche. Leche que, con su templado roce, consolaba los
dedos de sus pies cansados y desnudos. Cuántas vacas como su Paca habrían
tenido que ordeñar para juntar esa enorme cantidad de blanco líquido. Y ¿cómo
lo habrían transportado hasta allí arriba? Tan lejos… Porque no había visto
nunca una vaca pastar por sus estrellas. Era imposible, ni una brizna de hierba
verde tapizaba sus brillantes suelos.
Ana tuvo que volver a la
ciudad, las vacaciones escolares no duraban siempre, y Julio se preparaba para
la primera cita después de su marcha. Se verían en el sol para regar el árbol
que plantaron el día antes de que Ana regresara a su casa. Una de sus noches, Julio
comentó a Ana que le encantaría plantar un árbol en el sol, pero que sabía que
era imposible, que el sol se escondía a esas horas y por el día nadie podía mirarle a la cara,
que la fuerza de su luz, su fuego, quemaba los ojos. Y estuvieron pensando la
manera de llegar hasta él mientras paseaban por sus estrellas. Mientras jugaban
escondiéndose en los cráteres de la luna, a Ana se le ocurrió una idea.
-Julio, ¿hacemos una cosa?
Si de día es imposible, por su fuego, acercarnos al sol, ¿por qué no lo
intentamos de noche?
Julio se quedó
sorprendido, salió de su escondrijo lunar y se plantó frente a Ana. Con sus
grandes ojos más abiertos que nunca.
-Pero… ¿cómo? Si ahora,
que estamos en su cielo, no podemos divisarlo, cómo nos vamos siquiera a
acercar a él.
Ana aproximó sus manos a
las de Julio y las agarró suavemente. Se sentaron uno enfrente del otro, con
las caras casi tocándose. Ana comenzó a hablar muy bajo, como si susurrase un
secreto.
-Saltaremos, como hacemos siempre,
de estrella en estrella, pero, en lugar de pararnos en la más lejana que
nosotros podamos ver desde la tierra, seguiremos. Seguiremos en busca del sol.
Es de noche, es nuestra noche, es nuestra oscuridad, la llevaremos siempre con
nosotros y, al fin, cuando veamos una estrella distinta a todas, una estrella
dorada, esa será nuestra meta. No debe darnos miedo su fuego, ni su luz, para
nosotros seguirá siendo de noche. Y para él.
A la noche siguiente
cargaron sus mochilas con semillas de sauce, una pequeña pala y una botella
llena de agua y pasearon de una a otra estrella, buscando un punto dorado en el
firmamento que les guiase hacia el sol. Lo encontraron. Allí estaba, al fondo,
rodeado de estrellas. Pegaron un gran salto hacia la más cercana a él y lo
contemplaron un momento. Su apagado resplandor les hipnotizó.
-Vamos, Ana, demos el
último salto.
El polvo amarillo les bañó
los zapatos, corrieron, se revolcaron por él. Un intenso olor a limón les hizo
aún más felices.
-¿Probamos su arena?
Los dos, a la vez, se
agacharon, cogieron entre sus manos un puñado de polvo y se lo llevaron a los
labios. Se miraron y la punta de sus lenguas apareció con miedo en busca de la
amarilla arena que reposaba sobre las palmas de sus manos.
-¡Está riquísimo! ¡Sabe a
helado de limón!
Comenzaron a excavar hasta
que hicieron un pequeño hueco en la tierra y esparcieron las semillas.
Rellenaron el hoyo con el dorado polvo, lo alisaron y vaciaron el agua de la
botella sobre él.
-Volveremos todas las
noches para verlo crecer.
Así, desde entonces, Ana y
Julio se encuentran en el sol, unas veces para regar su sauce, otras veces para
comprobar si ha brotado una nueva hoja de él. Los kilómetros no existen entre
ellos, no les separan. Cierran los ojos y aparecen, uno junto al otro, con los
zapatos bañados por la dorada arena del sol.
Esta noche pienso darme un paseo por allá arriba a probar el riquísimo polvo dorado... ¿te vienes? ¡Espero no quemarme la punta de la lengua! Kafeto dice que me acompaña; Asterix, no porque se ha marchado a la playa ¡el muy pillín! Muás.
ResponderEliminarYa he visto que no me has esperado y te has ido con las amigas de paseo por allá arriba... Espero que Kafeto haya disfrutado.
EliminarMuases galácticos.
Koncha me voy contigo,seria un viaje delicioso. ¡Que maravilloso cuento! No acabas de sorprenderme Román, besitos.
ResponderEliminarSilvia ¿donde te metes? Me he pasado a buscarte y no te he visto. Lo siento, pero no te espero, no vaya a ser que se haga de día. Voy corriendo a ver si encuentro a Margari. No vemos mañana... ¡y no vuelvas a darme plantón! Hoy solo te mando medio beso, que me tienes pelín enfadada...
EliminarMe he entretenido haciendo una cosilla precisamente para ti, veremos si despues de todo no te va a gustar y encima me he perdido el viaje. Espero que el Domingo me des el beso entero, besitos
Eliminar¡Mecachisssss! Como soy una interesadota, ahora mismito te mando un besazo y medio másssss!
Eliminar¡Silvia y hermana entrometida! Cómo me gusta que os hayáis pasado un ratito por aquí antes de subiros por ahí arriba. Me temo que mañana habrá que hacer una visita a tu casa, Silvia. Y ya me contáis qué tal en vuestro paseo sideral.
Eliminar¡Muchas gracias, Silvia, por tu comentario!
¡Ah!, espero no dejar de sorprenderte nunca...
Mientras lo leía imaginaba que estaba pasando las hojasde un cuento, incluso era capaz de ver los dibujos que ilustraban sus páginas.
ResponderEliminarMe encanta tu imaginación.
Como tú ya sabes por experiencia propia, según lo escribía iba recorriendo mi universo. Yo creo que cuando eso ocurre se nota en el resultado final. ¿Verdad? Y me hace mucha ilusión que me cuentes tu experiencia al leerlo...
Eliminar¡Muchas gracias, Mayte!
¡Qué grande eres Román! De la tristeza que ese inicio me sugería, has ido gradualmente pasando a un cuento fantástico que te deja la sonrisa en el rostro. Y mucha ternura reflejan todas tus palabras. Me apunto también a ese paseo que sugiere Koncha!
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Margariiiiiii, holaaaaaaaa! ¿No habíamos quedadoooooo? Ay, que me temo que os habéis ido Silvia y tú a dar saltos por las estrellas sin esperarme. Acabo de mirar el reloj y me doy cuenta de que es un poco tarde. Allá voy, subo corriendoooo. Un besoooooo...
Eliminar¡Tú sí que eres grande, Margari! Julio os debía un cuento para sacaros de esos lugares claustrofóbicos en los que se suele meter... Yo creo que esta vez se ha portado bien. Como he dicho a Koncha y a Silvia, ya me contaréis qué tal os ha ido por ahí arriba...
Eliminar¡Un besazo!
Pues yo me lo he pasado estupendamente. Al final, me encontré con Silvia allá arriba y nos dimos un fantástico festín limonado. Margari no apareció, seguro que anda dando brincos de estrella en estrella, sin parar ni un segundo, empapándose bien de todas las novedades literarias que encuentre a su paso, jajaja. Muás.
Eliminar¡Qué también estuve!!! Que os ví de refilón... Que andaba detrás de mi peque, que no se quiso perder este divertido paseo! Pero como no hay quien la pare... Me ha dejado agotada. Menos mal que de vez en cuando próbabamos un poquito de ese polvito amarillo, que el limón es la perdición de mi hija. Pero duraba poco el descanso...¡A saltar otra vez!!!
EliminarBesotes!!!
Jajajajaja... ¡Ya me extrañaba a mí...! Pues ya sabéis, a partir de ahora a darnos paseítos, de vez en cuando, para disfrutar del universo de Julio, seguro que descubrimos muchísimos más sabores, y colores, y olores, y... Besazo.
EliminarMe ha gustado. No pierdes empatía con el lector.
ResponderEliminarMe vas resolviendo dudas.
Besos!
¡Qué bien que te haya gustado el paseo por las estrellas de Julio! Ya se lo he dicho a Margari, Julio os debía una así...
Eliminar¡Gracias y un besazo!
Me ha encantado, se lo voy a leer a mi niño el mayor que con 5 años se siente muy atraído por el universo, seguro que le va a encantar. Un beso
ResponderEliminarEspero que le guste mucho a tu niño el helado de limón... Y que no deje nunca de cerrar los ojos y pasear por su universo.
Eliminar¡Muchas gracias, Dolores, por tus palabras y un besazo!
Un relato buenisimo ¡Fijate! Si hasta me estoy sacando el polvillo dorado de la punta de la lengua. ¡Hummm!¡Que gusto a limón!...Bueno acabo, porque, como ves, lo he vivido intensamente....Bellísimo Relato.
ResponderEliminarUn abrazo, Román.
Julio está encantado de que le hayas acompañado en su viaje. Y te espera todas las veces que lo desees.
Eliminar¡Muchas gracias, Pedro Luis, y un abrazo!
Bonito cuento Tío, te prometo que se lo leeré muchas noches y al terminar le diré que se lo escribió su tío cuando solo tenías 8 meses…
ResponderEliminarNo dejes de escribirle cuentos, me gustaría uno para cada día de la semana, por pedir que no quede.
Besote!!!
¡Hola, sobrino! Que sepas que le preguntaré a Álvaro si se lo habéis leído... Y por supuesto que no dejaré de escribirle cuentos. Se va a "jartar". Tus deseos son órdenes para mí.
Eliminar¡Qué alegría verte por aquí!
Un besazo para los tres.
Me encanta que esta vez Julio nos haya llevado de paseo por las estrellas. ¡Qué imaginación, mares de leche y soles con sabor a limón!
ResponderEliminarDentro de un ratito cuando me vaya a dormir me asomaré a la terraza y buscaré entre las estrellas por si descubro a Julio y a Ana saltando de una a otra.
Un cuento precioso.
Besos
¡Paloma! Así me gusta, que no dejes de pasearte con nosotros... ¿A que no se nota la distancia? Esta noche nos vemos por ahí arriba.
Eliminar¡Besazos!
Hoy voy a hacer algo muy emocionante. Os voy a trascribir aquí, en comentarios, el email de una de mis "más mejores amigas", Cande. Me ha dado permiso, ella y su niño, Ibón. Esto es lo que me ha contado después de leer los dos este cachito de vida de Julio:
ResponderEliminarBuenísimos y soleados días!!
Ayer compartí con Ibón por la noche tu cuento… y claro, solo tengo que te recordarte que estaba comprado pues su tema preferido son las estrellas y los planetas… hubo momento en que no se movía en la cama por no hacer ruido para no despistarse… especialmente cuando Ana comenzó a hablar muy bajo, como si susurrase un secreto.
Lo adapté, sin tu permiso y cambiamos el nombre de Julio por el de Ibón (esto hace que los niños presten mucha más atención…. Una sugerencia para tus lectores…)
Te escribo algunos de sus comentarios pues aunque me pidió que no escribiera lo que decía, le expliqué algo de mi alzheimer :
…después de describir cuando Julio se tumba fuera de la casa… entre la blanquísima arena…Ibón comentó: “yo la voy a llamar la “duna estrella” .
….cuando Julio le comenta a Ana que le encantaría plantar un árbol en el sol… Ibón suelta: “ostras, no sobreviviría por nada, ni por agua, ni por leche, ni por abono… osease que ni con las vacas puedes arreglarlo
Cuando escribes … estuvieron varias noches pensando la manera de llegar hasta él… va y suelta: y.. ¿si no quemara? (ya tienes un sueño / idea infantil).
Muy bien redactado cuando se esconden en los cráteres de la luna él me decía como lo haría… se metió en el cuento… y cuando plantean ¿por qué no lo intentamos de noche?... dijo: ¡uy, qué buena idea!. Bueno, igual todavía se muere porque no hay luz, le da solo a la tierra (el sol); vale, a lo mejor si puede… (todo esto lo dijo de corrido, pensando en alto).
Cuando cargan sus mochilas y buscan un punto dorado… dijo: a lo mejor es una estrella fugaz que va a toda velocidad…
..el polvo amarillo les bañó los zapatos… y dice: “con cuidado, que estos se pueden derretir; pero a lo mejor pueden tener unos pero de arena, desde el sol hasta aquí”. (esto no tengo muy claro que lo pillara)
… comenzaron a excavar… “plantaron un árbol !!” Le gustó. Le he prometido que hoy lo leeríamos otra vez.
Para niños de 7-8 años el sentido figurado comienza a ser más elaborado… pero su realidad sigue muy ligada a lo que conocen, a sus experiencias inmediatas y las inferencias (lo que se infiere / supone / deduce de algo que no dice de modo explícito), que realizan a esta edad no son tan complejas. El vocabulario que utilizas, la elaboración gramatical, la concentración que exige el relato en algunos momentos, las metáforas, el lenguaje figurado… creo que es para niños algo más mayores de 10 -12 años. “leche que, con su templado roce, consolaba los dedos de sus pies cansados y desnudos…. Es épico pero quizá algo elaborado para niños pequeños? En algunos momentos cambié las palabras o tuve que explicarlas, pero la historia que cuenta es preciosa. Creo que a Ibón le ha gustado porque el tema de los planetas, las estrellas… es un tema que les interesa mucho a esta edad.
El cuento me ha parecido muy bonito (recuerda a el principito ¿?).
Creo que el contenido interesa mucho a niños de 7 – 9 años y el lenguaje que utilizas es para chicos algo mayores de esa edad aunque está bien redactado pues a Ibón que tiene 7, le enganchó.
Mismi…. Sigue escribiendo cuentos!!!
Me gustaría escribirlo en tu blog, pero no me lo permite. Tienes todo mi permiso para colgar lo que quieras de lo que te escribo….
Un besito.