jueves, 27 de noviembre de 2014

Psicoanálisis

Psicoanálisis

Hará un par de horas que inicié mi autopsia. La primera incisión, con ese humo espeso y negro que salió de los pulmones, casi me obliga a desistir. Más tarde, cuando se disipó, encontré junto al hígado algo que me pareció una onza de chocolate, puro (eso sí), noventa por ciento de cacao. Entre la quinta y la sexta vértebras creí ver algún famoso; los flashes me cegaron y me resultó imposible averiguar de quién podría tratarse antes de que desapareciese tras el cartílago. Al llegar al corazón comprobé que lo tenía agujereado por completo (lógico), aunque solo apareció una flecha cerca de él; las demás las localicé bastante más abajo, apiñadas en el interior de la próstata. Lo de mi ex en el estómago, me lo temía: hace noches que me acuesto con ardor.

No me cabe la menor duda de que lograré averiguar las causas exactas de mi fallecimiento, pero ahora me siento muy cansado y empiezo a oler un poco mal, prefiero guardarme en el frigorífico. Mañana continúo.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Aniversarios: La sombra de las horas 3 días gratis en Amazon



Tres años de mi Tiempo con Román y tres años con mis Sombras; en medio estoy: A primeros de octubre de 2011 Román nació y a finales de diciembre del mismo año lo hicieron mis Sombras…

En junio os comenté que este blog se tomaba un respiro, aunque últimamente parece que su corazón late más rápido, de otra forma. Es más un escaparate de lo que os puedo ofrecer que un intercambio, algo que espero algún día volver a retomar, cuando el caprichoso sustantivo que inicia mi título lo permita. No se puede estar a todo… face, twitter, blog, escribir, trabajar… ¡Vamos!, lo de siempre….

Y, también como siempre, un aniversario conlleva una invitación, pues en ello estamos, vuelvo a ofreceros mis Sombras gratis en su formato Kindel, os podéis pasar por Amazon hoy lunes 24 y el martes 25 y miércoles 26. Encantadas estarán de irse con vosotros. Los que ya las conocéis… pues daros por besados… y, sobre todo (y ahora en serio) os vuelvo a dar las gracias por quererlas tanto como me habéis demostrado con vuestros comentarios en estos años y por seguir asomándoos por aquí de vez en cuando.

Y volveros a decir que ahí siguen mis obras inéditas en espera de salir a la luz y cargadas de toda la paciencia del mundo, que no quieren salir a la calle sin estar bien acompañadas. Son así. La vida y la pluma continúan y ojalá que por muchísimos años. Me encanta veros ahí, al otro lado.

¿Os dejo unas líneas de lo que ahora mismo está en fábrica? Por dar pistas, vamos por la página ochenta y con ánimo de seguir y seguir y seguir… Vale, que no, no os preocupéis, que de las cinco mil no paso.


…se sentía hoja caída después de haber intentado por todos los medios mantenerse en el aire, revolotear con el tiempo a su lado, de aliado, sin verse obligada a luchar contra aquellos segundos que tercamente le avisaban de lo efímero del vuelo, de que al final moriría sobre la acera o sobre la carretera, bajo los zapatos de un paseante distraído o arrollada por la goma de cualquier neumático. (…) …una de aquellas hojas que le acababan de explicar la existencia le cegó de repente y le vistió con su ocre y húmedo frío antes de regresar a su leve suicido y caer sobre la zapatilla derecha. La transportó consigo durante los siguientes pasos. Mientras sacudía el pie para deshacerse de ella, de reojo, entendió que la hoja sí podría morir feliz junto a las otras hojas; ahí arriba, en su rama, su ciclo vital lo había cumplido con la mayor de las honestidades. Hasta una simple hoja de árbol era más merecedora de cariño que él. Se disponía a cruzar el paso de cebra cuando una ráfaga de viento vacía de hojas le situó de nuevo en la cita de la tarde.

Y, por último, os dejo con mi Muñeca rota, uno de los destellos de La sombra de las horas, para que no se encelen mis sombras…

¿Puedo quedarme con sus muñecos? Es que los míos ya no me quieren. El otro día le dije a Osito que se tumbase a mi lado y no quiso. Le di un par de azotes y ni lloró. Creo que ya sabía que papá se iba a ir. Esta mañana he querido quitarle la falda a Ratita, como me hacía papá, y se ha enfadado conmigo. Como papá ya no va a jugar con Perrito y Gatita, me los podía quedar yo. ¿Vale, mamá? Y cuando vuelva papá de ese sitio tan raro que me has dicho, se los devuelvo. Te lo prometo.


martes, 11 de noviembre de 2014

Crónica colmenareña: Sobresaltos de Concha Morales



Góngora a D. Antonio Chacón, que desde Colmenar Viejo le había enviado un requesón:

Décima LXI
Este de mimbres vestido,
requesón de Colmenar,
bien le podremos llamar
panal de suero cocido.
A leche y miel me ha sabido:
decidme en otro papel
lo que se confunde en él,
que sin duda alada oveja,
cuando no lanuda abeja,
leche le dieron, y miel.



A principios del siglo XVII Colmenar Viejo se escribía en verso y nada más y nada menos que de la mano de Góngora y su manuscrito Chacón. Y a principios del siglo XXI, de nuevo Colmenar juega con la poesía y nada más y nada menos que con la voz y la presencia de Koncha: Hermana, tu reloj lo ha logrado (Mi reloj pierde el compás, se vuelve loco…) se ha vuelto loco y nos ha fusionado dos épocas, porque si en el Siglo de Oro fue el requesón la excusa para un recuerdo poético de Colmenar, en este siglo XXI han sido tus Sobresaltos los protagonistas. Y yo he tenido la enorme fortuna de estar allí.

Como la luna llena,
redonda y brillante,
como esa luna llena
a la que le gusta leer cartas
en la madrugada.
Como esa luna menguante
que da vueltas y vueltas,
allá arriba,
sobre mi cabeza,
en la esquina preferida
de mi habitación.

Familiares, amigos y colmenareños llenábamos la sala de ese Espacio1000usos que ya se ha hecho un hueco en la vida cultural de Colmenar gracias al entusiasmo y las artes (nunca mejor dicho) de Blanca, Ángela y Pablo, como siempre logrando que todo saliese a la perfección y con una carga de emociones única. Y la música de Daniel, acompañándote.

 
El semáforo en rojo
despeja las calzadas de mi barrio.
 […]
Vallekas, verso libre,
recorre el empedrado de Madrid
con un canto de cigüeñas en los labios.

Tenía que hacer acto de presencia nuestro barrio… También nos diste paso para que pudiésemos cooperar con nuestra lectura en una tarde que dominasteis a la perfección el atril y tú. Hicimos lo que pudimos para no desentonar entre armonía y lírica, deseando terminar nuestra intervención para seguir disfrutando de lo que la tarde fría de otoño colmenareña nos ofrecía, un frío al que no le fue posible traspasar los muros de la sala, le fue imposible luchar contra el calor y el color que allí vivíamos.





El guardián de las sorpresas
no sale de su asombro
cuando desciende el dardo
hasta el abismo donde se cultivan
los sentimientos.

Y tu reloj, hermana, loco de nuevo, hizo que los sesenta minutos de versos Sobresaltados se convirtieran en sesenta segundos, apenas si nos dimos cuenta de que llegaba el final. Parafraseando el penúltimo sobresalto de tu libro, los versos se nos rompieron, se nos rasgaron, se deshicieron entre nuestras manos…


Los sobresaltos allanan
el camino hacia la calle
de la fantasía.
Justo en pleno corazón.

No puedo dejar de nombrar a la editorial que ha vestido tus poemas y los ha lanzado a la calle: Lastura. Una edición muy cuidada y una joven editora, Lidia, que trae una corriente de aire fresco a este nuevo mundo del libro en el que estamos inmersos.



AL ANOCHECER
una lluvia de estrellas fugaces
ha pasado por delante de mis ojos.
Sobre el chopo, alrededor del silencio,

reflejadas en mis manos
como espejos luminosos sin retorno,
las palabras se volvieron cristal,
los recuerdos brotaron al alba,
…y una lluvia de estrellas fugaces
añoró la magia de otras madrugadas.


Espero, esperamos, que nos vuelvas a sobresaltar de nuevo, porque solo se trata de vivir, de encender el sol por la mañana y la luna por la noche, de fabricar un beso cada cinco minutos y regalarlo. No es tan difícil. Gracias, hermana, porque tus sobresaltos nos enseñan el camino…

Irma o esa persistente calle de París