Aniversarios: La sombra de las horas 3 días gratis en Amazon



Tres años de mi Tiempo con Román y tres años con mis Sombras; en medio estoy: A primeros de octubre de 2011 Román nació y a finales de diciembre del mismo año lo hicieron mis Sombras…

En junio os comenté que este blog se tomaba un respiro, aunque últimamente parece que su corazón late más rápido, de otra forma. Es más un escaparate de lo que os puedo ofrecer que un intercambio, algo que espero algún día volver a retomar, cuando el caprichoso sustantivo que inicia mi título lo permita. No se puede estar a todo… face, twitter, blog, escribir, trabajar… ¡Vamos!, lo de siempre….

Y, también como siempre, un aniversario conlleva una invitación, pues en ello estamos, vuelvo a ofreceros mis Sombras gratis en su formato Kindel, os podéis pasar por Amazon hoy lunes 24 y el martes 25 y miércoles 26. Encantadas estarán de irse con vosotros. Los que ya las conocéis… pues daros por besados… y, sobre todo (y ahora en serio) os vuelvo a dar las gracias por quererlas tanto como me habéis demostrado con vuestros comentarios en estos años y por seguir asomándoos por aquí de vez en cuando.

Y volveros a decir que ahí siguen mis obras inéditas en espera de salir a la luz y cargadas de toda la paciencia del mundo, que no quieren salir a la calle sin estar bien acompañadas. Son así. La vida y la pluma continúan y ojalá que por muchísimos años. Me encanta veros ahí, al otro lado.

¿Os dejo unas líneas de lo que ahora mismo está en fábrica? Por dar pistas, vamos por la página ochenta y con ánimo de seguir y seguir y seguir… Vale, que no, no os preocupéis, que de las cinco mil no paso.


…se sentía hoja caída después de haber intentado por todos los medios mantenerse en el aire, revolotear con el tiempo a su lado, de aliado, sin verse obligada a luchar contra aquellos segundos que tercamente le avisaban de lo efímero del vuelo, de que al final moriría sobre la acera o sobre la carretera, bajo los zapatos de un paseante distraído o arrollada por la goma de cualquier neumático. (…) …una de aquellas hojas que le acababan de explicar la existencia le cegó de repente y le vistió con su ocre y húmedo frío antes de regresar a su leve suicido y caer sobre la zapatilla derecha. La transportó consigo durante los siguientes pasos. Mientras sacudía el pie para deshacerse de ella, de reojo, entendió que la hoja sí podría morir feliz junto a las otras hojas; ahí arriba, en su rama, su ciclo vital lo había cumplido con la mayor de las honestidades. Hasta una simple hoja de árbol era más merecedora de cariño que él. Se disponía a cruzar el paso de cebra cuando una ráfaga de viento vacía de hojas le situó de nuevo en la cita de la tarde.

Y, por último, os dejo con mi Muñeca rota, uno de los destellos de La sombra de las horas, para que no se encelen mis sombras…

¿Puedo quedarme con sus muñecos? Es que los míos ya no me quieren. El otro día le dije a Osito que se tumbase a mi lado y no quiso. Le di un par de azotes y ni lloró. Creo que ya sabía que papá se iba a ir. Esta mañana he querido quitarle la falda a Ratita, como me hacía papá, y se ha enfadado conmigo. Como papá ya no va a jugar con Perrito y Gatita, me los podía quedar yo. ¿Vale, mamá? Y cuando vuelva papá de ese sitio tan raro que me has dicho, se los devuelvo. Te lo prometo.


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