LAS
NOTICIAS DE LA TELE
Julio se encontraba muy cansado, el
día había sido bastante duro en el trabajo. Los ojos le hervían. Decidió
tumbarse en el sofá del salón un rato. Se quedó dormido. Despertó y miró el
reloj. Dos horas. No había estado nada mal la siesta. Pensó que, antes de levantarse, le vendría bien ver unos minutos la televisión. El mando lo
tenía sobre la mesa baja. Alargó el brazo y encendió el televisor. Los títulos
del Telediario dieron paso a los presentadores. No podía creerlo. ¿Aún
seguía soñando? Abrió y cerró los ojos varias veces. Pero, ahí estaban, hablando
de las noticias de la jornada. El 1 llevaba una corbata de color claro con
dibujitos que también parecían números. Explicaba lo que había sucedido hoy con
la prima de riesgo. A su lado, el 2, rodeado su cuello de cisne por un collar
de perlas, asentía y, de vez en cuando, apoyaba con un comentario la exposición
de su compañero. No pudo incorporarse del sofá, ni dejar de prestar atención a
las noticias. Euro, crisis, paro juvenil, Alemania, Europa. Más números
volvieron a salir por la pantalla. Otros presentadores, los corresponsales, las
personas anónimas de los reportajes. Todos eran números. El 1, el 2, el 3, el 4.
Hasta el 9. Se fijó en la vestimenta, los pares llevaban ropas femeninas y los
impares, masculinas. Se incorporó, atolondrado. Dio un par de vueltas por la
casa y volvió al salón. Los números continuaban hablando en la tele. Se dirigió
al ventanal y levantó las persianas para mirar hacia el exterior, hacia la
calle. Las farolas le dejaron ver las escasas figuras que paseaban por la
acera. El 3 y el 4, cogidos de la mano, iban calle arriba. Un 8 pequeño les
precedía y no dejaba de saltar. Bajó la persiana, echó las cortinas y apagó la
televisión. Miró sus manos, sus piernas, su cuerpo. Fue al espejo del baño y
contempló su rostro, su piel. Era él, se reconocía. Corrió hacia el dormitorio
y puso la radio. Las fusiones bancarias, la inflación, los países emergentes.
Al buscar su mano el transistor sobre la mesilla, tropezó con la foto de su
graduación que descansaba sobre ella. Cayó al suelo. Se agachó y, al recogerla,
vio, con pavor, un joven 5 con birrete y toga que sonreía.
¿Tiene algo que ver en todo esto un tal Pitágoras?
ResponderEliminar¡Si es que nunca he podido con las matemáticas!
Me acaba de comentar Julio, al oído, que esto es más de Keynes...
ResponderEliminar¿El mundo reducido a números??? Ays, qué miedo... Aunque a fin de cuentas, a veces parece que somos simples números...
ResponderEliminarBesotes!!!!
No te preocupes, Margari, es que Julio cuando se pone en plan agorero ve unas cosas… No hay que hacerle mucho caso.
ResponderEliminarMe quedo más tranquila, Román.
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