No hace mucho publiqué este microrrelato en"Face", y os quiero aclarar que aunque el título y el recorrido del micro es evidente que están inspirados por la historia actual de nuestro entorno, no debéis buscarle lectura política, para nada ha sido mi intención ni es una opinión sobre este momento. Porque con la historia también se puede jugar...
Independencia
Primero fue el brazo derecho. Vi cómo bajaba las escaleras. La ingravidez no le sentaba mal, he de reconocerlo. Eso sí, me costó acostumbrarme a su ausencia. Unos días después se marchó el brazo izquierdo. Lo de las piernas ocurrió una noche, mientras dormía; imaginaos lo que me costó levantarme esa mañana. Y no os digo nada cuando el tronco desapareció en la ducha, justo cuando comenzaba a salir el agua caliente; qué fastidio. Estuve un tiempo sin tener noticias suyas, hasta que una tarde los vi en aquel escaparate de la calle Mayor. Ahora, todos los días me detengo un buen rato a contemplarme: no estoy mal, pero no volvería con ellos por nada del mundo; tengo muy claro que me he quitado un gran peso de encima.
¡Eras tú, esta cabeza suelta que vi delante del escaparate! jaja
ResponderEliminarYo también estaba allí, buscando lo que tú has conservado tan ágil.
Y no echando de menos mis pies díscolos, ni mis lumbares incordiosas.
Tampoco se está tan mal así: incorpórea.
Mientras se conserva el cerebro y el corazón...
Besos y sonrisas :))
Jajaja. Vamos que no reconocerme... No te dije nada por si te asustabas... Jajaja. Un placer verte por aquí, Fram. ¡Muchas gracias y un besazo!
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