El sábado pasado por la mañana, en Getafe, gracias y
junto a Noemí Trujillo, editora de Playa de Ákaba, mis compañeros de letras y
editorial, Felipe Sérvulo, Paz Martín-Pozuelo, Miguel Hernández García, y yo,
participamos en un homenaje a Miguel Hernández. También se presentaron en
sociedad los poemarios recién editados (Playa de Ákaba) de cada uno de
nosotros. Un acto más y un día más en el que la poesía me da más y más fuerzas
para seguir explorando nuevos sentimientos y nuevos caminos en este mundo de
letras en el que vivo. Una mañana que
comenzó con poemas de Miguel Hernández, y con un acercamiento personal a él y su
poesía de cada uno de nosotros. Este fue el mío:
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Sonreír con la alegre tristeza del olivo
Sonreír con la alegre tristeza del olivo.
Esperar. No cansarse de esperar la alegría.
Sonriamos. Doremos la luz de cada día
en esta alegre y triste vanidad del ser vivo.
Me siento cada día más libre y más cautivo
en toda esta sonrisa tan clara y tan sombría.
Cruzan las tempestades sobre tu boca fría
como sobre la mía que aún es un soplo estivo.
Una sonrisa se alza sobre el abismo: crece
como un abismo trémulo, pero valiente en
alas.
Una sonrisa eleva calientemente el vuelo.
Diurna, firme, arriba, no baja, no anochece.
Todo lo desafías, amor: todo lo escalas.
Con
sonrisa te fuiste de la tierra y del cielo.
A mis 14 años, y como tantos jóvenes de
mi generación, mis ojos lloraron con sus nanas
de la cebolla y la voz y la música de Serrat. La poesía de Miguel siempre
trató de enfrentarse a la tristeza de esa época que le tocó vivir, de luchar
contra ella, por eso os he querido leer un soneto suyo que, creo, es un fiel
reflejo de esa lucha que, para nuestra desgracia, acabó llevándoselo.
… Y solo un apunte más: Cuando Noemí nos
pidió que construyéramos un puente entre nuestra poesía y la de Miguel
Hernández, para este homenaje que hoy compartimos, recordé unas palabras de
Pablo Neruda sobre él:
Pablo
Neruda de Miguel Hernández: “Me contaba cuentos terrestres de animales y
pájaros. Era ese escritor salido de la naturaleza como una piedra intacta, con
virginidad selvática y arrolladora fuerza vital. Me narraba cuán impresionante
era poner los oídos sobre el vientre de las cabras dormidas. Así se escuchaba
el ruido de la leche que llegaba hasta las ubres, el rumor secreto que nadie ha
podido escuchar sino aquel poeta de cabras.”
Esto dijo Neruda de Miguel, y este es el
puente que desearían cruzar mis poemas algún día, por eso cuando los escribo
coloco mis oídos sobre el vientre de las cabras dormidas y estoy muy atento al
ruido de la leche al llegar a las ubres, por si logro escuchar ese rumor
secreto; aunque ellos, mis poemas, y yo, sabemos que solo él, Miguel, podía
descifrarlo.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Y la
mañana también escuchó alguno de nuestros versos:
Y el armario vacío,
sin ropa para cambiarnos
para salir mañana por
la mañana
cuando luzca el sol y
nos reciba Barcelona.
Fuimos
demasiado valientes
al
olvidarnos de que alguien
tendría que pagar la
factura del atardecer.
En
los mercados hay voces
que
cuelgan como los trapos
que pregonan derrotas
, amores y desengaños.
Mis
poemas sueltos callan
y
pesan con su gesto.
Las montañas se
fueron.
Encontré
cinco gramos de tu alma
en
la despensa, entre el arroz y el café,
en un sobre sin
nombre.
Cinco
poemarios que están a vuestra disposición en la web de Playa de Ákaba. Y que si solicitáis alguno de ellos hoy o hasta el día veinte, llegará a vuestra casa sin gastos de
envío, al precio de 9,50 euros. Tenéis poesía para elegir.
Getafe
y su Biblioteca Central (Antigua cárcel) me han conquistado, el calor de la
gente que vino a acompañarnos ayuda, y mucho, a pasar los fríos del invierno.
Muchísimas gracias.
Fue un placer compartir velada con vosotros. Ojalá que sean muchas más. Un abrazo.
ResponderEliminarLo mismo te digo, Alberto. Y claro que vendrán más, a la vuelta de la esquina compartimos... ¡Un abrazo!
EliminarFue una preciosa mañana de poesía y homenaje a Miguel Hernández, un regalo.
ResponderEliminarGracias por ser tan cercanos.
Gracias a ti, Nieves. Para que haya cercanía siempre tiene que haber alguien al otro lado que comparta tus emociones, y la otra mañana ese otro lado estaba repleto de ellas. ¡Un beso!
EliminarMe encantó conoceros. Espero que pronto lo podamos repetir.
ResponderEliminarIgualmente digo, Felipe. Tenemos que conocernos más. ¡Un abrazo!
Eliminar