lunes, 29 de abril de 2013

(in) DEPENDIENTES DE TI. La leyenda.




Cuenta la leyenda que hace mucho, mucho tiempo, existió un dragón que tenía atemorizado al Reino de la Imaginación. Imaginación era un pequeño reino que, a duras penas, existía en los mapas. Había que fijarse mucho en ese punto que reclamaba la atención del universo y que casi nunca era atendido. Estaba regentado por el Rey Libro, el cual repartía cariño y justas leyes a todos sus súbditos. Pero… estaban dominados por el fuego y el instinto asesino del dragón. Gran parte de sus vidas las pasaban refugiados en sus casas ante el temor de morir abrasados en cuanto pusiesen una hoja en la calle. No os he dicho que los moradores de este reino no eran personas, no, eran libros. Libros con vida propia, como todos, pero que, además, disponían de piernas y de brazos para poderse manejar por ellos mismos. Mas el malvado dragón no les dejaba.



Un día, el dragón reclamo al rey la presencia de su hija en la cueva. Deseaba convertir sus preciosas palabras en cenizas. El Rey Libro no pudo hacer nada, ya que se había comprometido ante sus súbditos a obedecer las órdenes del dragón antes de poner en peligro a todo su pueblo. Resignado, lloró la marcha de su niña y se puso a rezar junto a los demás libros. Siguiendo el nauseabundo hedor que le llevaba hacia la siniestra gruta, las páginas de la princesa, abrigadas por sus tapas de terciopelo rosa, recorrieron un largo camino hasta que se encontraron delante de la entrada a la cueva, en el Passeig de Gràcia cantonada a Consell de Cent, la mejor zona del reino. El dragón, ante el olor de las páginas frescas, salió de su escondrijo y, repartiendo fuego y horror por sus enormes orificios de la nariz, dijo: ¡Eres mía, hermosísima princesa! No le dio tiempo a decir más, en un momento aparecieron treinta o cuarenta corceles blancos, inmaculados, que llevaban sobre sus fuertes lomos a libros que provenían de los más recónditos confines del universo, fuertemente armados con palabras, con frases; unas veces formando versos, otras cortas historias, otras páginas y más páginas desbordantes de ingenio, de miedo, de amor. Se colocaron entre él y la princesa y le lanzaron una página en la que se podía leer: ¡Enfréntate a nosotros, cobarde!






Lo que siguió fue una dura lucha en la que salieron triunfantes los libros que cabalgaban sobre los corceles y que, tras lograr taponar con sus hojas los horrendos agujeros por los que salía el fuego del dragón, dejaron a este vencido, abatido. Cuando estas páginas volvieron a sus libros, de aquellos orificios ya fríos comenzaron a salir rosas, rosas rojas, una de las cuales fue a parar, gracias a un gentil libro participante en la batalla, a las delicadas manos de la princesa. Esta, aún con apreciable sonrojo en sus aterciopeladas tapas, alcanzó a leer sobre las rudas tapas del caballero libro: (in) DEPENDIENTES DE TI. SANT JORDI 2013.

Así fue cómo, el Reino de la Imaginación, consiguió que su lugar en el mapa fuese incluido en todas las guías turísticas del universo. Se dice que, desde entonces, los caballeros (tengo que especificar que de ambos sexos) libro siguen montados sobre los corceles inmaculados salvando a todas las princesas libro que necesitan su ayuda. En cualquier país de cualquier universo. Y que nunca desfallecerán de su placentera, aunque a veces extenuante, labor.

viernes, 19 de abril de 2013

(in) DEPENDIENTES DE TI en Sant Jordi o cómo asomar el flequillo por encima de los demás miles de flequillos…



Está claro, mis sombras no quieren soltarse de mi mano… Había hablado con ellas y, como ya os dije,  quedamos en que ya eran mayorcitas, que no las vendría mal emanciparse. Les cuesta. Reclaman mi presencia al lado de ellas. Ayer en Madrid, en una nueva y no menos mágica presentación que las anteriores (de la que os hablaré aquí cuando disponga del tiempo necesario) y unos días más tarde que mañana en la Diada de Sant Jordi, en Barcelona, el 23 de abril. Además, en compañía de muchos amigos. En compañía de un grupo de autores, (in) DEPENDIENTES DE TI, que nos hemos juntado para ofrecer a la gente de Barcelona nuestros libros en la caseta que estará situada en el Passeig de Gràcia, 40. Me comprenderéis... ¿Cómo le voy a decir que no a mis sombras?
Ahora os quiero dejar con la entrada que he incluido en mi sitio de la web Conocer al Autor. Ahí os hablo de este evento. Y del cómo y el por qué... Y de los flequillos. Si pasáis por la web y lo compartís o dejáis algún comentario, os lo agradeceremos. Y si cruzáis los dedos para que todo salga bien, aún más agradecidos. 



(in) DEPENDIENTES DE TI o cómo asomar el flequillo por encima de los demás miles de flequillos…


En el título he puesto miles por decir una cifra. Creo que son bastantes más. Aquí me tenéis, en el expositor para intentar que algún día reconozcáis mi cara y mis palabras: ¿Ese no es el que formaba parte de aquel grupo de Sant Jordi? O quizá: ¿Ese no es el del libro de relatos…? Sí, cómo era… la sombra… Aunque, a lo peor, nunca vayáis siquiera a leerme. Posibilidad desechada. Tú, ya lo estás haciendo. Gracias.
¿Por qué todo esto? Porque ya sabemos todos como está el mundo, el de verdad, el de la compra, el del trabajo (mejor dicho, el del desempleo). Y porque yo he ido conociendo, especialmente en este último año, como está el mundo de las letras. Ahí andan, parejos. En el de verdad tienes que luchar a brazo partido por tener un, aunque sea mínimo, ingreso mensual y en el de las letras, la lucha es por darte a conocer, porque no solo sean los autores que tienen un nombre y una editorial, también con nombre detrás, los que vendan. Difícil. Los dos mundos. Ya, repites, ¿pero por qué todo esto? Porque os quiero contar que unos cuantos escritores que tenemos nombre de persona, faltaría más, pero no aún de autor con nombre, en su día buscamos una editorial con nombre, de empresa, que no aún con nombre de editorial, que nos cobijó nuestras historias entre dos tapas y las puso en el mercado. Y que ahora nos hemos unido bajo un lema y un cartel, este sí con nombre de verdad, y nos vamos a presentar a todos vosotros en la Diada de Sant Jordi, en pleno Passeig de Gràcia, el nº 40, y os vamos a enseñar todos nuestros flequillos. Unos, de novela negra, otros de romántica, otros de relatos, otros de fantástica, otros de ensayo, otros… 
Sí, queremos depender de ti, de que nos puedas leer y elegir si nos debemos cortar el flequillo o podemos, incluso, ir a la peluquería para que nos lo peinen más bonito. Hasta es posible que con permanente. Porque dependemos de ti y de los portales que nos ayudan (como este en el que llevo viviendo una temporada: Conocer al Autor) a asomar ese flequillo expectante. Te esperamos en Sant Jordi. A ti y a tus aparejos de peluquería.



Si estás leyéndome y vives por Barcelona, estaremos encantados de verte por allí. Os dejo el horario de firmas. Mis sombras estarán preparadas para que os las firme entre las cinco y las seis de la tarde. Y a partir de las doce o la una de la mañana estaré junto a los demás compañeros, siempre a vuestra disposición.

11.00h a 12.00h:
-Montserrat Fugardo – “Merlix, el aprendíz del siglo XXI”.
-Fran González – “Encuentra tu suerte”.
-Mercedes Jiménez – “Hola, soy tu libro”.
-Àngels Om – “Siete historias”.

12.00h a 13.00h:
-Montserrat Romero – “El espejo”.
-Nuria Navarro – “La vida desde el tejado”.
-Fernando Mañogil Martínez – "Del yo al nosotros".
-Carlos Juan Pérez de Tudela – “Disparatado asesinato en el Upper East Side”.

13.00h a 14.00h:
-Javier Carretero – “En algún lugar”.
-Julio Rafael Vielma – “¡Conmigo cambiarás!”.
-Encarnación Alcalde Brotons – “Lo que el corazón esconde”.
-Anaïs Christophersson – “Para ti, mamá, mis mejores consejos”.
-Miren E. Palacios – “Toma mi mano” y “Euskadi: claro, gris y negro”.

17.00h a 18.00h:
-David Arrabal Carrión – “El final de todos los inviernos”.
-Luis Miguel Morales Peinado – “La sombra de las horas”.
-Ana Elena Coto Fernández – “El secreto del Valle de las Sombras”.
-Mila Espigar – “Mi vida sin ti”.
-Griselda Martín – “Hacer de paciente no es fácil (y de médico tampoco)”.
-Julia Zapata – “Luna de Otoño”, “Alma perdida” y “Tan sólo una caricia”.
-Rosa María Vargas – “Palabras de ángel”.

18.00h a 19.00h:
-Sergio Sastre – “El idilio” y “Un sentimiento en la Barceloneta”.
-Jaume Castejón – “Leyendas de la ciudad blanca”.
-Mercedes Rodríguez – “El destino de Lisa”.
-David J. Skiner – “Los crímenes del ajedrez”.
-Ana Añó – “Momentos maestros”.
-Alexander Copperwhite – “La primera corona”.
-Rosa María Gómez – “El vagón de metro”.

19.00h a 20.00h:
-José Ferrandis – “Almas suspendidas”.
-Vicente Corachán – “Un cadáver para un detective” y “¿Estoy llamando a un detective?”.
-Rafael Guerrero – “Un guerrero entre halcones (Diario de un detective)”.
-Isabel del Río – “La casa del torreón”.
-Mar Fernández Vuelta – “Daria en el jardín”.


lunes, 15 de abril de 2013

LA SOMBRA DE LAS HORAS EN EL ATELIER CAFÉ DE LA LLANA DE LA CALLE EMBAJADORES.




Este jueves, 18 de abril, estaremos en el Atelier Café de la Llana a partir de las 8 de la tarde. Muy cerquita de Cascorro, en el número 26 de la calle Embajadores. ¿Qué mejor sitio podíamos encontrar para hablarte desde la sombra de las horas? Y la compañía… Julio, Román, Luis Miguel, su hermana Concha y, los más importantes, tú, tú y tú. Leeremos, hablaremos y pasaremos un rato entre amigos. ¡Ah! Y que no se te olvide ir de la mano de una compañera imprescindible: Imaginación.

¡Os esperamos!

lunes, 1 de abril de 2013

EL BANCO DE MADERA




EL BANCO DE MADERA

Fue así como comenzó. Cada mañana cruzaba la avenida para llegar a mi casa y, al plantar un pie sobre la acera, los miraba de reojo. Allí estaban. Al principio fueron dos hombres; luego tres hombres y dos mujeres. Finalmente dejé de contarlos. Sentados, de pie, paseando. También un perro. Varios perros. Todos alrededor del banco de madera. A la una abrían el comedor social del Convento de las Misioneras.

Construyeron más comedores sociales y el Ayuntamiento los rodeó de bancos de madera. Y la gente se arremolinaba. Las casas se iban quedando vacías, en poder de los bancos, de los otros, de los que no eran de madera. Y los bancos de madera ampliaron su capacidad con cartones a un lado y al otro. De día y de noche. A todas horas. Llenos. Apenas quedaban casas habitadas. Y se fijaron en ellos.

Aquel día llegaron los señores trajeados, los de las agencias inmobiliarias, los de los bancos que no eran de madera. Con sus carteles: “SE VENDE BANCO DE MADERA MUY BIEN SITUADO, A MENOS DE 10 METROS DEL COMEDOR SOCIAL. NOSOTROS NEGOCIAMOS POR USTED LA HIPOTECA”.

Firmamos los préstamos, las hipotecas que, a 60 años, nos daban la oportunidad de, al menos, tener un sitio donde descansar. Yo tampoco tenía casa ya. Compramos los bancos de madera. Nos hipotecaron los bancos de madera. No pudimos pagar y vinieron a por nosotros. Nos desahuciaron.

Así fue como volvimos a ocupar las casas que se habían quedado vacías. Ahora, aunque fundan el timbre, no les abrimos la puerta.

Irma o esa persistente calle de París