jueves, 6 de octubre de 2011

LIBERTAD

A este microcuento tengo mucho que agradecerle. Estaba convaleciente para recuperarme de una rotura parcial del tendón de Aquiles y escuché el concurso que emitían los jueves por la mañana en la Cadena Ser, RELATOS EN CADENA. Me decidí a seguir la frase de esa semana: "Cielos, cómo brilla hoy el valle". Me eligieron como finalista semanal, junto a otros dos relatos. No pasé a la final mensual, pero el premio ya lo había recibido: me supuso que este fuera el primer relato mío publicado. ¡Y encima por ALFAGUARA! En la Edición de Relatos en Cadena, 2009-2010. Gracias LIBERTAD.



Cielos, cómo brilla hoy el valle. Con los ojos aún cansados se sentó sobre el camastro y estuvo un largo rato sin apartar la mirada, hasta que su boca se abrió en un gran bostezo y se incorporó lentamente, dio un par de pasos y comenzó a quitar las chinchetas que mantenían el póster pegado a la pared, lo enrolló y abrió la taquilla para guardarlo y coger otro; al desplegarlo sintió las olas jugando con el velero mientras sus ocupantes luchaban, desesperados, por mantenerlo a flote. Sonó la sirena y a continuación se oyó la voz del funcionario ¡Vamos, 114, al patio!

3 comentarios:

  1. ¡De lo mejor! La maestría de la pluma solo es superada por la originalidad de la historia.

    ResponderEliminar
  2. Mi favorito desde que lo leí por primera vez!

    ResponderEliminar
  3. ¡Ese funcionario impertinente cuánto juego da!

    ResponderEliminar

Irma o esa persistente calle de París