Vallecas
En mi barrio hasta el color es distinto,
o las voces de los niños ahí abajo,
o el rodar impertinente de los neumáticos, o las prisas.
En mi barrio los cuadrados repetidos, simétricos, anodinos,
observan entre ladrillos el verdor de hojas de mar.
Porque hay mar, hay un océano de amplias avenidas,
arroyos,
ríos que transitan por las calles.
En mi barrio
los transatlánticos aparcan dos pisos más abajo de la alcoba,
no hay papeles ni sin papeles,
las ilegítimas son las fronteras
y el vencido siempre gana la partida al vencedor.
Hombres negros, mujeres negras,
hombres, mujeres.
Personas.
En mi barrio
los poemas no aguardan al poeta en la sombra, esperan al sol,
las palabras caminan despreocupadas por las aceras
sin temor al barrote de hierro y hormigón
ni a susurros que las puedan ocultar.
En tu barrio, en nuestro barrio,
el horizonte traza una línea infinita,
inalcanzable.
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