miércoles, 24 de diciembre de 2014

Quizá hombres de nariz de zanahoria


Hablaban de un color blanco de cristales minúsculos helados, de quizá hombres de nariz de zanahoria, de magos que convertían sus pañuelos en pelotas de trapo, de cánticos alegres en noches de vigilia, de mesas saturadas, de sonido, de ruido, de eco, de luces voladoras. Escuchaba (siempre escuchaba) y miraba. Sentado alrededor de las mesas (entre ellos) contemplaba las luces, los magos, el color… Cambió su nariz por una zanahoria y esperó a que el sol derritiese los minúsculos cristales. Feliz.

2 comentarios:

  1. Pues, sí. La felicidad se puede sentir en el lugar más insospechado. Muás, hermano.

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  2. Puf... a medida que te iba leyendo, veía yo otra cosa menos risueña: hombres con hielo en las venas, insensibles, con nariz de pinocho. (¿en quiénes estaría pensando?... O ¿serían las brumas del día?...)
    Pero lo de "siempre escuchaba" y lo de "entre ellos" me cambiaron la vista ;)
    Feliz.
    Besotes, LuisMi. Y que tengais una buena salida y entrada de año.

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Irma o esa persistente calle de París