miércoles, 24 de diciembre de 2014

Quizá hombres de nariz de zanahoria


Hablaban de un color blanco de cristales minúsculos helados, de quizá hombres de nariz de zanahoria, de magos que convertían sus pañuelos en pelotas de trapo, de cánticos alegres en noches de vigilia, de mesas saturadas, de sonido, de ruido, de eco, de luces voladoras. Escuchaba (siempre escuchaba) y miraba. Sentado alrededor de las mesas (entre ellos) contemplaba las luces, los magos, el color… Cambió su nariz por una zanahoria y esperó a que el sol derritiese los minúsculos cristales. Feliz.

viernes, 5 de diciembre de 2014

He visto a los peces del Sena



He visto a los peces del Sena
subir una a una, desde su lecho, las piedras de Notre Dame
y construirla de nuevo sobre la tez del río.
¿O acaso los ríos no sueñan ni amanecen?

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Ajenos


Distraídos, serenos, dueños de la impunidad,
como si no quisieran nada de ti,
hacen malabares sobre el filo de un instante,
ausentes, incapaces de mirarte a los ojos.

Distraídos, serenos, dueños de la impunidad,
tarde o temprano dominarán
el segundo que creíste ganado,
el segundo antes de mesarte los cabellos
y esparcirlos por el aturdido viento de la noche,
junto al sueño deshecho.

Distraídos, serenos, dueños de la impunidad,
ajenos a nada y a todo, letales. Y tuyos.
Porque tú los creaste,
porque fuiste el culpable de que un dios ateo
engendrase en tu mente la simiente del caos
que ahora mece tu alma.

Distraídos, serenos,

dueños de la impunidad.

Irma o esa persistente calle de París