Hace un tiempo que este blog no es el mismo de siempre… todo
cambia… Julio se marchó (aunque siempre estará aquí), Román se quedó flotando…
y Luis Miguel se decidió a algo que le costaba mucho: ser un mal bloguero y no
corresponder a los amigos… Me merezco vuestro odio, lo reconozco (bueno…, hay
que exagerar un poquito… tampoco será para tanto…). Después de experimentar nuevas formas de
disfrutar de la literatura me he decidido a dedicar más y más tiempo a escribir
y apartarme un poquito de esta pantalla.
Os quería decir que mis sombras siguen
a vuestra disposición en Amazon (para lo que queráis de ellas y por un eurito) y donde os cuento aquí, y que ya pululan
por mi escritorio tres manuscritos: una novela (Donde todos), un libro de
micros (El dedo índice de mi mano izquierda) y un poemario (sin nombre
definitivo) que andan a la espera de que alguien los guarde entre tapas… y no
de las del bar… y que, en cuanto pase el verano, vamos a por más.
Por último, quiero daros las gracias una vez más por pasar por mi casa y
deciros que nunca pensé que esta aventura virtual que comencé hace más de dos
años me iba a dar tantas satisfacciones. ¡Ah! Y esto no es una despedida, es un…
¡hasta pronto!