miércoles, 18 de septiembre de 2013

Mis problemas con el tiempo






Hace unos días os felicité el Año Nuevo y os diría que creo que mi lóbulo temporal izquierdo sigue un poco trastornado… Me he puesto a pensar en el día que mis sombras se convirtieron en papel y no encuentro la manera de discernir el tiempo que ha pasado, es más, puede ser hasta que no se hayan movido las manecillas dentro de mi cerebro... Las primeras reseñas, las primeras ventas, las presentaciones, la Feria del Libro de Madrid, los Sant Jordi, la edición digital en Amazon… ¿Ha transcurrido el tiempo o me ocurrió todo ayer… o esta mañana…? Casi que os pediría ayuda… a vosotros… a los que habéis hecho posible que doce micros y doce relatos condensasen todos esos minutos, todas esas horas, todos esos días en un espacio temporal imposible de calcular por mí. O, mejor no, mejor no cuantificar y quedarse con las sensaciones. Sí, porque los días… ya no, ya no los necesito, acabo de abolirlos en mi nuevo orden de vida: los días no existen, ni los meses, ni los años. Decidido. A partir de este momento el lóbulo del que os hablé al principio solo va a sumar sensaciones. ¿Os venís conmigo?

Ahora, más relajado, os voy a contar que La sombra de las horas sigue su camino y que ya tiene la compañía de otro puñado de hojas relleno de letras que está a punto de ir a las manos de lo que yo llamo mi Comité de Lectura. Os puedo decir que este comité no es como esos que montan los políticos y la empresas para llenar los bolsillos de unos cuantos “amiguetes”, no. Es un comité de categoría. Y encima, los pobres ni cobran. Unas sensaciones más adelante os iré chivando cómo va todo y si pasamos el “control”…

Mientras, continuamos con la Antología de Un mañana para Alicia, que parece ser ya está a muy poco de terminar su edición. 


Y luego… ¡todo lo que irá llegando! Ya sabéis, las sensaciones son caprichosas e imprevistas…

lunes, 16 de septiembre de 2013

Concha Morales ganadora del II Concurso de Poemas Temáticos Red Social de Poesía: "Mi pueblo, mi ciudad"


Hoy se viste de gala mi blog. Nada más y nada menos que os traigo a mi hermana poeta Koncha que acaba de ganar el II Concurso de Poemas Temáticos Red Social de Poesía: "Mipueblo, mi ciudad", primer premio del jurado y elegida entre casi doscientos autores de 22 países diferentes. ¿Es para ponerse la pajarita? ¡Claro que sí!

Os dejo que disfrutéis de sus versos, que reflejan magistral y fielmente lo que es nuestro barrio. ¡Enhorabuena y gracias, hermana!

VALLEKAS, VERSO LIBRE

El semáforo en rojo
despeja las calzadas de mi barrio.
Las aceras se ensanchan
por los cuatro puntos cardinales.
Los versos disfrutan recorriendo sus calles,
engarzados en la piel del asfalto,
comprometidos con el viento,
con el pueblo, con los brazos desgastados,
flacos de jornadas de veinticuatro horas.
Vallekas es humilde desde el pan con tocino;
desde los bancos de madera generosa;
desde el orgullo amasado
en los campos de espigas audaces
y comprometidas.
El semáforo en rojo
detiene vendavales en mi barrio.
Los chopos acarician
las manos rudas sin punto y aparte.
Los versos se deslizan libres por sus lomas,
hermanados con la sal y la harina,
diluidos en la historia pasada y presente,
alimentados por la leche sin ubre
junto a los raíles del tren.
Vallekas late a doscientas pulsaciones
por segundo, sin horas,
sobre los peldaños que buscan el futuro,
tras las banderas solidarias
de sus gentes, de sus tradiciones,
de sus recuerdos apuntalados
por la constancia y el esfuerzo audaz.
Vallekas, verso libre,
recorre el empedrado de Madrid
con un canto de cigüeñas en los labios.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

La tela de araña



Los amigos de VallecasVa me volvieron a pedir un artículo de opinión para la edición de septiembre. Encantado de nuevo. Un hecho fortuito desencadenó en mí una serie de temores y de reflexiones que aproveché para contaros lo que a continuación expongo. 

Deciros que os paséis por VallecasVa a leer todo su contenido, este periódico mensual de mi barrio merece la pena, viváis donde viváis. Os dejo con la peligrosa TELA DE ARAÑA.

“Las arañas (orden Aranae) son el orden más numeroso de la clase Arachnida, lejanamente emparentadas con otros grupos de artrópodos como los insectos, con los que no debe confundirse.”
Un rápido vistazo a Google y a la enciclopedia de la red (Wikipedia) nos deja este inicio de definición de la araña. Más tarde nos cuenta que están repartidas por todo el mundo y que son depredadoras (primera definición del diccionario de la R.A.E. de la palabra depredar: Robar, saquear con violencia y destrozo). Y también, que tienen glándulas venenosas con las que paralizan a sus presas. Y que producen seda con la que fabrican redes de caza (telarañas). Pensaréis que esto es una columna de opinión y que para saber de estos artrópodos están las enciclopedias; virtuales o no. Sí. Pero os cuento esto porque quería hablaros de la visión que tuve el otro día y me ha parecido la mejor manera de acercaros a ella. Veréis:
Bajaba yo  por la avenida de la Albufera hacia el Campo del Rayo para asistir al primer partido de la temporada de nuestro equipo y llegué a la altura del cruce, con semáforos, de la avenida de Buenos Aires. El sol comenzaba a desaparecer por detrás de los árboles del parque Azorín y sus rayos, entrelazados con las sombras de las hojas, alcanzaron mis ojos en el preciso instante que miraba a los colores para averiguar si me permitían cruzar. Fue cuando las vi. El contraluz me las ofreció. ¡Qué escalofrío! Sus finas y cuantiosas fibras casi ocultaban las luces roja, ámbar y verde. ¿Por qué estaban allí? Porque… ¿el Ayuntamiento no tiene dinero para su limpieza? Es lo primero que se me ocurrió. Porque… ¿el presupuesto de mantenimiento de enseres públicos, y otros más, se tienen que emplear en los Juegos Olímpicos que van a llenar unos cuantos bolsillos, amplios, de Madrid y de España, y a repartir calderilla por alguno modesto? Qué idea más mezquina la mía, pensé. También pensé en el uno de agosto pasado. Por la tarde. En la sesión del Congreso de los Diputados. No sé por qué… ¿o sí? Sí, sí, creo que lo sé… Depredadoras, depredadores. Venenosas, venenosos. Telas de araña. El recuerdo de los discursos de aquellos artrópodos trajeados, en el púlpito, me hizo dudar… ¿estaríamos en el principio del final?, ¿la seda se iría extendiendo por la ciudad? La mezquindad se convirtió en pavor, y el pavor en esperanza (por fortuna, ya con minúsculas en nuestra Comunidad).
El verano pasa y no se nos debe olvidar lo que las arañas nos contaron ese día uno de agosto. El veneno. Será el momento de volver a invadir las calles con nuestras tijeras pacíficas, solo un dibujo sobre el papel, para ir cortando uno a uno esos hilos de seda con los que nos quieren cazar. En nuestras manos está; solo dos dedos son necesarios para usarlas, con ellos podremos deshacer sus redes. Pero hacen falta las manos de todos.
Por último, os quiero avisar de que estos artrópodos, las arañas, mudan su esqueleto externo (exoesqueleto) periódicamente (ecdisis). Aunque son los mismos.
Por cierto, aquella noche el Rayo ganó.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Reseña de La sombra de las horas en Books & Co.

 
En la anterior entrada (sí, la de Año Nuevo…) os comenté que a última hora me había llegado la noticia de una nueva reseña para mis sombras. Hacía algún tiempo que no recibía ninguna y que no se me ponía la carne de gallina… y aún anda así…
Vuelvo a dar las gracias a Marisa, administradora del blog Books & Co., por las palabras que dedica a mis relatos y por sentirlos. Nunca me cansaré de decirlo: cuando un lector capta lo que el escritor quiere expresar se da cuenta de que todo su esfuerzo se ve recompensado con creces.
Os invito a pasar por el blog de Marisa a leer la reseña de mis sombras y, por supuesto, a que os quedéis en su casa. Es muy confortable.

lunes, 2 de septiembre de 2013

¡Feliz Año Nuevo! ¿O no?



¡Feliz Año Nuevo! Ah… no… que estamos en septiembre… Aunque… ¿no os pasa a vosotros? Realmente estas fechas de recién salir de las vacaciones son para mí más Año Nuevo que el 1 de enero. Estos días de tranquilidad y abandono a la fiesta y el no hacer nada (aparte de embadurnarse de crema por fuera y de comida y bebida por dentro) dan también para pensar en el futuro. Ese futuro que acaba de comenzar y que trataremos de que dure hasta el próximo agosto (día arriba, día abajo).

En este mes les han seguido ocurriendo cosas a mis sombras y a mis letras. Como que lo último que os dije, la presentación del libro del certamen El País de la Gominola, al final no será posible. Como que los amigos de Pandora Magazine (cada vez los conoce y los sigue más y más gente) insertaron en sus páginas virtuales un relato veraniego mío. Como que el proyecto solidario Un mañana para Alicia superó todas las expectativas (¡gracias!) en la fase de mecenazgo y ya está en la fase editorial. Como que la portada de mi libro en Amazon, la he cambiado; no sé, porque sí... Como que ya puedo hablar de mi próximo proyecto en presente con tintes de pasado: porque ya está terminado y ahora comienza la corrección y demás… Acabo de darme cuenta de que en estas fiestas navideñas (¡otra vez! que no… que ha sido agosto…), en estas vacaciones, digo, algo he hecho…

Por último, comentar que no empieza nada mal esta nueva etapa para mis sombras, con una reseña de Marisa en su blog Books & Co. de la que ya os hablaré otro día. Gracias, Marisa, por haberlas sentido. Con vosotros, fuerzas me van a sobrar para continuar navegando por este sueño del que no es necesario despertar.

Espero que no os hayáis atragantado con las uvas… ¡Y dale!


Irma o esa persistente calle de París