La palabra micro nos habla de algo muy pequeño. Además,
también da nombre al aparato que transforma las ondas sonoras en corrientes
eléctricas para su amplificación. La tarde
del 20 de abril, en la librería Muga, se entrelazaron estos dos significados y disfrutamos
de microrrelatos y poesía (literatura
muy pequeña en cuanto a extensión, aunque infinita…) mientras se transformaban
las ondas sonoras, no en corrientes eléctricas, no, en corrientes emocionales.
La calidad de los microrrelatos ganadores y finalistas de las dos primeras
ediciones del Certamen de microcuentos Vallecas Calle del Libro, leídos en gran
parte por sus creadores, hizo posible este fenómeno. Acompañados por la voz y
la presencia de la escritora, y editora de Playa de Ákaba, Noemí Trujillo,
leímos y escuchamos y, en la última media hora, estuvimos muy atentos a los
microrrelatos y poesías que nos leyeron un apreciable número de los asistentes
al evento. Una vez más la librería Muga se convirtió en nuestro microhábitat
cultural necesario.
Solo se escriben libros para, más allá del propio aliento, comunicarse con otros seres humanos, y así defenderse de la otra cara implacable de la vida: la fugacidad y el olvido. Stefan Zweig. MENDEL, EL DE LOS LIBROS.
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Cómo me habría gustado estar allí para compartir con vosotros mi microrrelato, aunque estoy convencido de que fue leído con muchísimo cariño. ¡Un abrazo! :)
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