Lunas, barcos y aviones escribieron la tarde de un 11 de marzo en Madrid, en el Atelier Café de la Llana, y la versificaron para que ese recuerdo tan negro que ese mismo día de hace unos años se apoderó de nuestra ciudad, de nuestros barrios, recibiese la compañía de otro recuerdo, de un recuerdo que, en mi caso, y aún siendo tan perezosa mi memoria, ha dejado una luz que perdurará siempre.
Noemí Trujillo, editora de Playa de Ákaba, comenzó la presentación de Apenas lucidez con, entre otras, estas palabras de su prólogo, prólogo que abre el poemario, …ya desde el oxímoron de su título este poemario se define como un claroscuro, un contraste de luces y sombras…, y así recorrimos ese paseo de sesenta minutos de poesía, algo de prosa y amistad. La mejor imagen de la tarde encabeza esta entrada; he querido dar ese lugar preeminente a los protagonistas de la velada, a vosotros, a vuestro impagable cariño. A las flores que colmaron el Atelier,
Búscame en un campo sembrado
de letras.
En este campo de miles de milímetros cuadrados aparecieron
por sorpresa los Julios,algo dolidos conmigo por pensar que les había
olvidado. Solo espero que les quedase claro que eso nunca ocurrirá, que su
presencia (lamento que crean que son un personaje que pasea por mi blog, cuando
yo sé que no son un personaje, que son una persona…) siempre estará a mi lado.
Me ayudaron a que descansase mi garganta, ante la posibilidad de que se quebrase, mi tropa familiar siempre dispuesta a encontrar un hueco a mi lado. Y amigos poetas también pusieron su granito de arena.
Me ayudaron a que descansase mi garganta, ante la posibilidad de que se quebrase, mi tropa familiar siempre dispuesta a encontrar un hueco a mi lado. Y amigos poetas también pusieron su granito de arena.
Y navegaron barcos, volaron
aviones y las lunas dieron vueltas y vueltas por sus órbitas alrededor nuestro,
sin parar. Es posible que una de ellas me atrapase en alguno de sus cráteres y
aún esté yo girando en torno a la tierra, o si no a qué se debe este estado
de ingravidez en el que me encuentro…
Me lo volvió a repetir Julio, ...cada día que pasa estoy más tiempo al otro lado de los espejos. Aquí se
está muy a gusto…, y, añadiría yo, desde el reflejo se comprende mucho mejor
la vida. Esta vida que nos devolvió de la penumbra de la felicidad de una tarde
de poesía y de amigos, a la penumbra de la soledad compartida por las velas que iluminaban recuerdos a las doce de la
noche en el pasadizo de la estación de Cercanías de El Pozo. La vida y la
poesía continúan.
Felicidades por tan estupenda presentación!!!
ResponderEliminarBesotes!!!
Plash, plash, plash...
ResponderEliminarEn horabuena a todos. :)
ResponderEliminarComparto los gustos de Julio. Y cada día más...
Un besote, LuisMi. Y una sonrisa. :)