Mucho tiempo. Demasiado.



Mucho tiempo. Demasiado. Mucho tiempo sin asomarme a la ventana. Sé que será difícil que volváis, aunque me encantaría que lo hicieseis. Aquí os espero. Y si solo es el viento el que de vez en cuando me hace creer que he oído unos pasos al otro lado de la pantalla, hablaré con él. Quizá algún día os lleve mis palabras. 


Si un día las sábanas me dicen
que he soñado, las tenderé al sol
y agarraré, fuerte, sus faldas
a las cuerdas, que quizá el viento
recuerde mi intento de encerrarlo,
de niño, en una botella.

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