EL BANCO DE MADERA




EL BANCO DE MADERA

Fue así como comenzó. Cada mañana cruzaba la avenida para llegar a mi casa y, al plantar un pie sobre la acera, los miraba de reojo. Allí estaban. Al principio fueron dos hombres; luego tres hombres y dos mujeres. Finalmente dejé de contarlos. Sentados, de pie, paseando. También un perro. Varios perros. Todos alrededor del banco de madera. A la una abrían el comedor social del Convento de las Misioneras.

Construyeron más comedores sociales y el Ayuntamiento los rodeó de bancos de madera. Y la gente se arremolinaba. Las casas se iban quedando vacías, en poder de los bancos, de los otros, de los que no eran de madera. Y los bancos de madera ampliaron su capacidad con cartones a un lado y al otro. De día y de noche. A todas horas. Llenos. Apenas quedaban casas habitadas. Y se fijaron en ellos.

Aquel día llegaron los señores trajeados, los de las agencias inmobiliarias, los de los bancos que no eran de madera. Con sus carteles: “SE VENDE BANCO DE MADERA MUY BIEN SITUADO, A MENOS DE 10 METROS DEL COMEDOR SOCIAL. NOSOTROS NEGOCIAMOS POR USTED LA HIPOTECA”.

Firmamos los préstamos, las hipotecas que, a 60 años, nos daban la oportunidad de, al menos, tener un sitio donde descansar. Yo tampoco tenía casa ya. Compramos los bancos de madera. Nos hipotecaron los bancos de madera. No pudimos pagar y vinieron a por nosotros. Nos desahuciaron.

Así fue como volvimos a ocupar las casas que se habían quedado vacías. Ahora, aunque fundan el timbre, no les abrimos la puerta.

Comentarios

  1. Me reiría, si no fuese esta situación nuestra para llorar.
    Besos,

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  2. De madera tienen el corazón y la cabeza los de los bancos, de los otros. Y de los dirigentes, para qué decir. Y de los asesores de los dirigentes, ya no pongo nada porque se me desarbolan las ideas... Me gusta tu vuelta al género activo, hermano. Muás.

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  3. A mi también me gusta. Tu vuelta, tu relato y tu cambio de imagen. Besote.

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  4. Me quedo con el final ¿y si probáramos a colocarlo al principio de la historia? ¡Que echen la puerta abajo!

    Me ha gustado el cambio de aires.

    Besos

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  5. Pronto no vamos a tener ni banquetas !!

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  6. Todo parecido con la realidad es pura coincidencia... Ojalá pudiéramos decir eso, ¿verdad? Me ha encantado tu regreso.
    Besotes!!!

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  7. ¡Qué relajante te ha quedado el diseño del blog!

    Jo, cualquier día en tu relato tendrás que añadir, "basado en hechos reales". ¡Cómo está el patio! (Ah, no, que tampoco nos queda patio, está embargado)

    Besos

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  8. ¿Bancos (de los que atracan) de madera?... de piedra diría yo, o de hierro como el corazón de una caja fuerte.
    Los de sentarse, el mobiliario urbano... creo que los fabrican en las cárceles...
    Has cambiado el papel de las paredes pero el alma de la casa sigue intacta ;)
    Besotes grandes.

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  9. Simplemente maravilloso y perspicaz.
    Ya estoy, de nuevo, con mi poesíayvivencias...¡¡¡Gracias por estar siempre ahí!!!
    Abrazos.

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  10. Qué bonito y qué triste
    Saludos varios

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  11. ¿Donde dices que hay Bancos de Madera libres?... Agudo y muy bueno Luis Miguel.

    Un abrazo.

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